Una serie de decepcionantes datos sobre el mercado laboral de EEUU publicados el viernes vino a coronar una semana que estuvo marcada por renovadas señales de debilidad en la mayor economía mundial.
Las evidencias de menor dinamismo aumentan precisamente en momentos en que la Reserva Federal está saliendo a reforzar su mensaje de que pretende comenzar a subir las tasas de interés este año, luego de que dejara pasar la oportunidad en su reunión de septiembre, cuando muchos esperaban que comenzarían los incrementos.
El banco central de EEUU parece no estar tomando en cuenta las advertencias del FMI y del Banco Mundial de que los efectos desestabilizadores de un ciclo de normalización podrían ser suficientes para arrastrar a una economía mundial ya de por sí bastante tambaleante de regreso al caos.
Pese a que el consumo interno representa la mayor parte del PIB de EEUU, la última caída en las manufacturas debe servirle a la Fed de recordatorio de que una gran parte de su economía está enfocada en las exportaciones y es vulnerable a una recesión global. En medio de un repunte vacilante, esto podría ser todo lo que hace falta para matar la incipiente recuperación económica.