Un caso de éxito difícil de creer
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Con una de las peores crisis de hiperinflación de la historia, una dramática contracción del PIB y una escasez crónica de productos básicos, el arrollador triunfo del gobierno de Nicolás Maduro en los comicios regionales del fin de semana en Venezuela es un sorprendente caso de campaña electoral exitosa o un menos glamoroso y más común caso de fraude político.
Más allá de los múltiples obstáculos que utilizó el gobierno para perjudicar a los candidatos de la oposición, los resultados contradicen todos los sondeos de las encuestadoras, las proyecciones de los expertos, e incluso el más mínimo sentido común.
De confirmarse un fraude, los últimos acontecimientos sugieren que el régimen chavista superó cualquier escrúpulo y ahora solo necesita ofrecer a la opinión pública y a la comunidad internacional una pura apariencia de normalidad institucional para justificar su permanencia en el poder.
El hecho será especialmente relevante para las elecciones presidenciales de 2018, ya que las actuales autoridades ya están usando los últimos resultados para sustentar la narrativa oficial de masivo respaldo ciudadano a su “revolución bolivariana”.
También es un argumento a favor de quienes critican que los llamados sinceros de los organismos internacionales a buscar una salida a través del diálogo son aprovechados por el gobierno para socavar a la oposición cuando se moviliza en las calles.
Sin embargo, la jugada todavía podría resultar contraproducente, si el gobierno de Donald Trump, en EEUU, que ya cuestionó la legitimidad de las últimas elecciones, decide endurecer sus sanciones contra Caracas.