Opinión

Lo que nos falta no es agua

Luis Mayol

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Lo que nos falta hoy no es agua. Nuestra actual escasez obedece a la ausencia de una política hídrica acorde con el desarrollo del país. Hoy enfrentamos una brecha de más de 50 años de atraso. Si a ello se le suman los tres años de déficit hídrico a causa del cambio climático, es ineludible actuar con decisión para no perjudicar el dinamismo económico del país.



Chile tiene una disponibilidad de agua tres veces mayor que Australia, pero nuestra capacidad de almacenamiento es 20 veces menor que en ese país y se pierde más del 80% en el mar. En parte por ello, Chile tiene hoy 1,1 millones de hectáreas bajo riego, mientras los australianos alcanzan las 5 millones de hectáreas.

Por eso, debemos plantearnos un desafío y este debe ser que, de aquí a 2020, es necesario como mínimo construir 15 embalses, tal como ha proyectado el gobierno del presidente Sebastián Piñera, cuatro de los cuales deben ser iniciados durante la actual administración. Ya comenzaron los trabajos en el embalse de Chacrillas, en la región de Valparaíso, y se acaba de firmar un acuerdo para iniciar obras en Valle Hermoso en la IV región. El próximo año esperamos partir con la ejecución de Chironta, en la región de Arica y Parinacota y seguimos avanzando en Punilla, en la VII Región, donde el proceso de licitación se iniciaría a fines de 2014.

Pero también es vital avanzar a través de una nueva legislación. Por eso, como ministerio hemos apoyado la Ley de Fomento al Riego, herramienta que es clave para nuestro desarrollo agrícola. Ejecutado por la Comisión Nacional de Riego (CNR) del Ministerio de Agricultura, este resorte financia obras para tecnificar y utilizar eficientemente el agua para irrigación y dejar de perder la gran mayoría en el mar.

Volviendo al caso de Australia, no son sólo sus grandes embalses lo que le ha permitido tener abundancia de agua; también han invertido en el desarrollo de una tecnología que aporta información a tiempo real para la adecuada toma de decisiones y una gestión eficiente por parte de las organizaciones de usuarios del agua. Esto último resulta clave, ya que son éstas quienes administran el recurso. En este sentido, en Chile estamos desarrollando 13 programas para fortalecer a las organizaciones y apoyar la regularización de sus derechos de agua.

Entre 2010 y 2012 lograremos cuadruplicar el número de tranques intraprediales: ya se han financiado 76 obras y esperamos finalizar este 2012 con 140 tranques construidos en los últimos tres años. Además, hemos tecnificado 38.000 hectáreas de riego, cifra que equivale a la suma de las superficies de las ciudades de Valparaíso y La Serena, y terminaremos este año con un total acumulado de más de 60.000 hectáreas de riego tecnificado. Nuestra meta es llegar a 2014 con el 50% de la superficie de riego del país tecnificada.

Claramente vamos avanzando. Sin embargo, debemos continuar ampliando los frentes de acción. Hay que sumar, también, la más última tecnología de los países desarrollados y traerla a los campos chilenos. Por ello, este año la CNR ha impulsado proyectos pilotos para infiltrar acuíferos de manera artificial y así utilizarlos como embalses subterráneos, además ha aumentado sus fondos para financiar sistemas de telemetría, tecnología de punta en el control del paso y entrega del agua. Esto se traduce en automatización de compuertas y canales, pozos monitoreados a la distancia y sistemas para que los agricultores reciban en sus celulares información en línea de cuánta agua pasa por sus canales. Todo ello puede significar un ahorro de hasta un 60% del recurso hídrico nacional.

En los últimos dos años y medio la CNR ha invertido más de $ 87.000 millones en estos objetivos. Y los beneficiados han sido casi ochenta mil agricultores, mayoritariamente pequeños productores.

Así, cada hectárea de riego que sumemos al país, cada litro de agua que administremos más eficientemente redundará en un mayor crecimiento del sector agrícola, en más trabajo y mayor prosperidad para los chilenos. Definitivamente, no podemos seguir perdiendo el 84% de nuestras aguas en el mar.

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