Por Cristián Rivas Neira
Después de observar detenidamente el atractivo natural que rodea al Hotel Puyehue -con un paisaje siempre verde, bosques frondosos y agua cristalina vertiendo por las quebradas, todo al pie de la cordillera de la Décima Región-, resulta fácil imaginarse que detrás de este proyecto turístico todo es éxito. No nos equivocamos. Luego de convertirse en el primer “all inclusive” de Chile hace poco más de cuatro años, hoy por hoy está preparando una nueva etapa de crecimiento, precisamente por el atractivo cada vez mayor para turistas nacionales y extranjeros.
El hotel ligado a la familia Schiess ha tenido cambios importantes en el último tiempo y vienen todavía más. El más significativo es quizá la renovación de una parte significativa de su infraestructura. El gerente general de la firma, el holandés Kees Aerts, cuenta que de las 127 habitaciones que tienen actualmente buscarán reinstalar 20 de ellas consideradas “clásicas”, es decir, dar pie a habitaciones de lujo que encajen de mejor forma en el concepto de cinco estrellas. Pero además, sumarán otras de tal manera de que al finalizar el próximo año tendrán una capacidad que será un tercio mayor a la actual actual disponibilidad, al contar aproximadamente con unas 170 habitaciones.
Eso habla de lo bien que les está yendo. Todo gracias a las decisiones tomadas a partir de febrero de 2007, cuando aterrizó Aerts en la firma, tras su paso por la gerencia de Valle Nevado y varios años de desempeño en resorts del Caribe. Lo primero que hizo fue transformar el hotel en el primer “all inclusive” chileno y logró que se le certificara además bajo la categoría de cinco estrellas. Todo un lujo, que fue de la mano con el reforzamiento de todos sus servicios: múltiples actividades al aire libre, canchas para distinto tipo de deportes, instalaciones al interior para nadar, jugar billar, ping pong o mini golf, sin contar con que también cuenta con un diversificado gimnasio, cine y wifi, a lo que sumaron el año pasado seis pistas de bowling.
Todos los cambios implicaron que el grupo desembolsara en torno a los US$ 5 millones en inversión, claro que con aumentos considerables en sus ingresos y rentabilidad. Aunque Aerts no habla de cifras, sostiene que estos dos índices mejoraron entre 30% y 35% en los primeros dos años de su gestión. Por eso, dice que el directorio ya dio su venia para invertir fuertemente en los cambios en infraestructura que vienen ahora. Calcula que se requerirá de un nivel de inversión muy similar a los ya desplegados.
Destino internacional
Uno de los desafíos en que estarán sumergidos en esta etapa que viene es en lograr una mayor diversificación de sus pasajeros. En la actualidad, el 70% corresponde a chilenos y el resto a extranjeros, principalmente argentinos. La idea entonces es tratar de dar vuelta un poco esas cifras, de manera de apuntar cada vez más a los visitantes externos, tal y como sucede en otros de sus proyectos como el hotel Alto Atacama, en San Pedro, donde la cifra es exactamente al revés.
“Estamos tratando de convencer cada día más a los turistas internacionales que aparte de destinos emblemáticos como el norte del país, la Patagonia o Isla de Pascua, también Puyehue cuenta cada día más como un destino interesante”, describe.
En Puyehue mismo también están trabajando varias otras metas. Como incrementar los congresos y eventos, que hoy representan poco más del 30% de sus ingresos, con instalaciones que permiten fácil la llegada de hasta 700 personas por sí solos.
Eso sin dejar de lado el público normal, donde ha tenido mucho eco el “day pass”, que no es más que vender los servicios all inclusive por el día o fin de semana, especialmente orientado a gente de la zona.
Imposible no mencionar otras temáticas de trabajo como el área más ecológica, donde invirtieron en equipos de geotermia que les ha permito aprovechar las aguas termales para sustituir el 30% de la energía que usan. Todo un ejemplo.
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