Formar profesionales adaptables: emprendimiento, innovación y empleabilidad
Por Julie Kim, directora de Vinculación con el Medio, Internacionalización e Innovación de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad Diego Portales
Chile enfrenta un desafío urgente: la brecha entre las habilidades que se enseñan y las que exige un mercado laboral cada vez más dinámico, digital y competitivo. El seminario Mismatch laboral: conectar para el futuro del trabajo, organizado por Icare, evidenció que generar empleo no basta. Es necesario formar profesionales capaces de adaptarse, generar valor y ocupar posiciones que realmente impulsen la competitividad del país.
Los datos lo confirman: más del 45% de las empresas tiene dificultades para cubrir vacantes por falta de habilidades en los postulantes, mientras que más del 50% de los trabajadores realiza tareas con alto riesgo de automatización.
Medio millón de personas está cesante, dos de cada cinco titulados trabajan en áreas distintas a su formación y el 35% de las carreras universitarias genera retornos negativos. Esta desconexión entre educación y mercado laboral amenaza la empleabilidad y el crecimiento del país.
En este escenario, la educación emprendedora se vuelve estratégica. No se trata solo de formar a quienes inicien negocios, sino de desarrollar profesionales capaces de adaptarse, liderar proyectos y generar valor en distintos contextos.
Según el World Economic Forum, habilidades como la creatividad, pensamiento crítico, resolución de problemas complejos, colaboración y adaptabilidad son esenciales para enfrentar la transformación digital y los cambios del mercado laboral. Estas competencias permiten anticiparse a cambios, identificar oportunidades y crear soluciones innovadoras en entornos de alta incertidumbre.
A estas exigencias se suman las proyecciones demográficas, el aumento de la longevidad y el acortamiento de la vida ejecutiva. Cada profesional deberá emprender a lo largo de su carrera, reinventándose continuamente. Esto refuerza la necesidad de formar talentos con competencias transversales, capaces de generar impacto sostenido en distintos sectores y etapas de su trayectoria.
La vinculación entre universidad y empresa potencia estos aprendizajes. Programas diseñados alrededor de desafíos reales, mentorías y proyectos conjuntos aseguran que los futuros profesionales desarrollen competencias alineadas con las demandas del mercado.
Para las empresas, participar en estas iniciativas no solo permite acceder a talentos mejor preparados, sino también colaborar en la co‑creación de soluciones innovadoras, fortalecer la cultura de aprendizaje dentro de sus equipos y potenciar, de manera sostenida, la productividad y la capacidad de innovación organizacional.
Basada en metodologías activas y evidencia, la educación emprendedora fortalece la creatividad, el liderazgo, la resiliencia y el pensamiento crítico. Al enfrentar problemas complejos y generar soluciones innovadoras, los profesionales aprenden a crear valor tangible y anticipar el cambio, convirtiéndose en agentes capaces de construir un futuro innovador y competitivo para el país.
Formar para el futuro nos llama a integrar emprendimiento e innovación como ejes estratégicos de la educación, asegurando que los talentos del mañana cuenten con las competencias necesarias para anticiparse al cambio, generar impacto positivo y aportar valor a lo largo de toda su trayectoria profesional.
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