Gracias a los recientes acuerdos alcanzados sobre el presupuesto del gobierno y el techo de la deuda, el Congreso de Estados Unidos disfrutará de una situación que no se daba desde hace por lo menos tres años: durante los próximos doce meses, los legisladores no tendrán la preocupación de un inminente plazo límite en materia fiscal, por lo que podrán enfocar sus esfuerzos en otros asuntos.
Las reformas a los sistemas de inmigración y de impuestos, la restitución de los beneficios de emergencia para las personas que llevan más de seis meses sin trabajo y subir el salario mínimo son algunos de los proyectos que podrían impulsar la recuperación del país.
Sin embargo, la posibilidad de que algunas de estas propuestas sean aprobadas es baja, ya que estos son puntos sensibles para la oposición y si se considera que este es un año electoral, sus miembros no se arriesgarán a perder su escaño por haber apoyado una iniciativa que en principio va en contra de los ideales republicanos.
Seguro de desempleo
A fines de diciembre expiraron los subsidios para cerca de 1,3 millón de ciudadanos que llevaban más de seis meses sin trabajo. Si bien esta ayuda data desde 1935, el programa alcanzó mayor notoriedad en 2008, cuando el Congreso decidió extender los beneficios considerablemente para enfrentar el alto nivel de desempleo provocado por la recesión.
Los demócratas en el Senado prometieron legislar para extender el seguro cuando volvieran de su receso de fin de año, pero sus esfuerzos no han logrado los resultados esperados. Los conservadores ya han bloqueado dos veces la medida.
El Centro de Prioridades Presupuestarias y de Política estima que si el Capitolio no restaura el programa, 3,6 millones de personas más perderán sus beneficios en los próximos meses, con lo que la suma para todo el año llegaría a 4,9 millones de ciudadanos.
La Oficina de Presupuesto del Congreso y JPMorgan calculan que la no extensión de esta ayuda podría reducir el PIB en entre 0,2 y 0,4 punto porcentual en 2014.
Reforma migratoria
Han pasado más de cinco año desde que Barack Obama fue electo como presidente y el mandatario aún no puede cumplir una de sus principales promesas: modificar el sistema de inmigración para conceder el status legal a los 11 millones de inmigrantes ilegales que viven en el país.
El año pasado hubo avances en esta materia, ya que el Senado –controlado por los demócratas– logró aprobar un proyecto bipartidista que les ofrece a los indocumentados que ingresaron a EEUU antes de 2012 un camino de trece años para lograr la ciudadanía.
Según el Bipartisan Policy Center, el PIB de EEUU aumentaría 5 puntos porcentuales en dos décadas si es que se aprueba este plan.
En vez de considerar la iniciativa, los republicanos que dominan la Cámara de Representantes anunciaron a fines de enero su lista de principios para revisar el sistema, que no incluiría un camino especial para la ciudadanía. Sin embargo, John Boehner, vocero de la Cámara, declaró hace unos días que ninguna propuesta se analizará antes de las elecciones de noviembre.
Salario mínimo
Luego de haber propuesto subir el salario mínimo desde el actual US$ 7,25 la hora a US$ 9 en su Estado de la Unión de 2013, el presidente Barack Obama apoyó a fines del año pasado el plan de los legisladores demócratas de elevarlo a US$ 10,1. De hecho, el mandatario anunció el mes pasado que a través de una orden ejecutiva aumentaría el sueldo mínimo de los contratistas federales a ese nivel. El proyecto fue firmado la semana pasada.
El Instituto de Política Económica (EPI, su sigla en inglés) estima que el alza propuesta de US$ 2,85 incrementaría directa o indirectamente el salario base de 27,8 millones de trabajadores, que recibirían cerca de US$ 35 mil millones en ingresos adicionales. Esto mejoraría su habilidad para gastar.
Además, el EPI calcula que en el período de introducción progresiva, el PIB de EEUU crecería cerca de US$ 22 mil millones a 2016, lo que resultaría en la creación de casi 85 mil nuevos empleos.
Los republicanos se han mostrado reacios a ampliar el sueldo mínimo, ya que según algunos economistas conservadores esta medida podría hacer dudar a las empresas de contratar a más personal.
Reforma tributaria
Estados Unidos tiene una de las tasas de impuestos para empresas más altas del mundo desarrollado, ubicándose 10 puntos por encima del promedio de 25% de la OCDE. Debido a esto, la competitividad del país se ha visto minada.
Además, EEUU es uno de las seis naciones en dicho organismo que cobra un tributo a las firmas que deciden repatriar las ganancias. Se estima que esta política ha atrapado hasta US$ 2 billones (millones de millones) en beneficios foráneos, lo que limita la inversión doméstica.
El año pasado, los líderes de los comités de redacción de impuestos del Congreso trabajaron conjuntamente en una propuesta para reformular el código tributario abordando estos puntos, pero los esfuerzos podrían haber sido en vano. El senador demócrata Max Baucus, uno de los impulsores del proyecto, fue nominado para ser embajador en China. "Si la reforma tributaria iba a ocurrir, Max no estaría yéndose a Beijing", comentó a Financial Times Chris Krueger, analista político de Guggenheim Securities.
Remy Farag, analista tributario de Reuters, cree que para lograr una reforma debe disminuir el partidismo, especialmente en la Cámara Baja.
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