Laboral & Personas

Bernardo Larraín y su reflexiones desde Silicon Valley

Bernardo Larraín Matte, presidente de la Sofofa, comparte con Diario Financiero sus impresiones desde Estados Unidos. Aquí su relato.

Por: | Publicado: Viernes 22 de marzo de 2019 a las 04:00 hrs.
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“Junto con 30 ejecutivos y empresarios visitamos esta semana Silicon Valley, donde nos empapamos de la cultura de innovación que se respira en la meca del emprendimiento. Claramente, tenemos mucho que aprender en un sistema que, como en el chileno, prevalecen los compartimentos estancos y los esfuerzos individuales, el reproche de uno a otros, un cierto complejo con la palabra lucro y un castigo al fracaso y la experimentación.

Desde la distancia, cobran mucha más importancia dos conceptos que propuso el Ministro de Economía al abrir el viernes último el seminario al que convocó a destacados economistas chilenos: Revolución Microeconómica y Capitalismo Ciudadano.

La cancha

A mi entender, el primer paso para una revolución microeconómica es tener una cancha con reglas del juego que hagan que el protagonismo lo tengan los jugadores y las reglas del fair play. Es lo que inspira nuestra agenda de simplificación regulatoria +SIMPLE=MEJOR, que anunciamos tan pronto asumimos la dirección de Sofofa en junio del 2017. Celebramos que el Ministerio de Economía haya asumido el relevante y complejo desafío de sistematizar en el aparato público una cultura orientada a la eficacia y eficiencia en la formulación e implementación de leyes, así como en la gestión estatal. La creación de las Oficinas de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS) y de Productividad y Emprendimiento (OPEN), los proyectos de ley pro inversión y de productividad y, sobre todo, la lógica de estar sistemáticamente revisando la coherencia normativa y la vigencia de los objetivos que las inspiraron, entre muchas otras iniciativas, son una muestra de ello. A estas deben sumarse el lanzamiento de la guía de una buena regulación y el mandato a la Comisión Nacional de Productividad (CNP) para realizar un catastro de procesos por los que pasan los proyectos de inversión.

El desafío ahora es institucionalizar este esfuerzo de manera que trascienda los ciclos políticos. Así como la institucionalidad macro ha sido la fundación de nuestro desarrollo en los últimos 30 años, para las próximas tres décadas es fundamental contar con una nueva institucionalidad microeconómica capaz de conjugar las palabras productividad, innovación y flexibilidad, conceptos propios de la economía del siglo XXI. 

El Cambio Cultural 

En esta cancha deben desplegarse los valores de un capitalismo ciudadano, lo que requiere de un cambio cultural que debe entenderse como un proceso permanente y sistemático. El primero implica un no rotundo a los abusos en los mercados. Para ello es bueno bajarse del pedestal de superioridad moral al que se suben algunos, desde donde esgrimen que serían características estructurales de nuestra economía y del mundo empresarial que las harían más propensas al abuso, con una retórica del pasado que pretende asociar las palabras extractivismo y rentismo a una de las economías más dinámicas de los últimos 30 años. Les pasa lo que Moisés Naim llama “necrofilia de ideas”, al añorar ideas muertas.

Más bien, debemos asumir con humildad que todo sistema complejo compuesto por personas como son las empresas, puede incurrir en malas prácticas, que normalmente empiezan con un atajo que luego se normaliza e invisibiliza, lo que después deriva en grandes crisis empresariales que dañan a la sociedad en su totalidad. Debemos desafiarnos a construir y gestionar culturas empresariales que disminuyan la probabilidad de ocurrencia de esos caminos cortos, así como su posterior naturalización e invisibilidad. Es precisamente lo que inspira nuestra iniciativa Evolución Empresarial en Sofofa, que propone una gestión sistemática y preventiva de buenas prácticas empresariales en dimensiones como la transparencia, la rendición de cuentas, el gobierno corporativo, los sistemas de compliance, la estructura de incentivos, la diversidad y renovación de equipos.

 Un segundo pilar de un capitalismo ciudadano es una vocación hacia la innovación. Por ello, nuestro proyecto Sofofa HUB aspira a potenciar el ecosistema de la innovación a partir de los desafíos y fricciones de las grandes empresas chilenas para conectarlos con soluciones de emprendedores y de centros de investigación. 

 Un tercer pilar es que de la misma forma como gestionamos, informamos integramos y comprometemos con una misión de largo plazo a los accionistas de una empresa, debemos hacerlo con colaboradores, proveedores, clientes y comunidades. En momentos donde tenemos un mercado de capitales abundante de liquidez, ¿qué adquiere más relevancia para desarrollar un proyecto de inversión: el capital financiero o el capital social que debemos generar con comunidades, colaboradores y proveedores?, ¿qué tiene más protagonismo en el directorio de esa empresa que aspira a desarrollar ese proyecto: el rating y tasa de interés en el mercado de deuda o la estrategia para construir capital social y natural con proveedores, colaboradores, comunidades y ONG que velan por el cuidado del medio ambiente?

En momentos donde las reformas emblemáticas -tributaria, pensiones, laboral- parecen estar muy expuestas a un proceso político que a ratos parece no mirar al largo plazo y la consideración de un contexto marcado por la Cuarta Revolución Industrial, debemos llenar el vacío con una agenda microeconómica que abra la cancha para que se despliegue el emprendimiento y la innovación. Y desde el mundo empresarial, con la misma fuerza que emplazamos a ese proceso político para que emprenda las modernizaciones regulatorias e institucionales necesarias para generar ese nuevo rayado de cancha, desafiarnos a estar en un proceso sistemático de evolución empresarial para construir la empresa del Siglo XXI.

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George Anastassiou (Fundación Mustakis), Sebastián Espinosa (Coding Dojo) y Bernardo Larraín Matte (Sofofa).

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