Macro

Ffrench-Davis: “El riesgo de no hacer una expansión fiscal es quedarnos pegados en el 2% o incluso más abajo”

El experto plantea que la economía tiene un “desequilibrio” macroeconómico y recalca que un déficit público de 3% del PIB “no es excepcional”.

Por: Sebastián Valdenegro | Publicado: Lunes 16 de enero de 2017 a las 04:00 hrs.
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Las últimas cifras de actividad, con un Imacec que creció 0,8% en noviembre -por debajo de lo esperado- tienen preocupado a Ricardo Ffrench-Davis. El economista de la Universidad de Chile y premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2005, plantea que el país se encuentra en una encrucijada, con una posibilidad alta de mantenerse en una senda de crecimiento en torno al 2% -o inclusive menor- si no realiza una expansión del gasto público que logre impulsar la demanda.

- ¿Qué tan apremiante ve la situación económica?

- Todas las cifras están reflejando un crecimiento muy bajo y una enfermedad que tiene dos ingredientes: un desequilibrio macroeconómico y fallas estructurales.

La inflación no es el único equilibrio económico. Tenemos dos desequilbrios: sector externo y tipo de cambio, y una demanda interna bajo la capacidad productiva.

Cuando desagregamos el 2,3% del crecimiento del PIB en 2015, incluyó una caída de las exportaciones y un crecimiento de 3,7% del producto no exportado. Hubo un impulso interno bastante respetable considerando que nos estamos moviendo entre un crecimiento de 1% y 2%. En 2016, el crecimiento de la demanda interna y de la producción vendida y utilizada en Chile se cayó a la mitad, que depende de la macro interna, no depende del escenario externo.

- En eso influyen mucho las bajas expectativas de consumidores y empresarios. ¿Se puede hacer algo para revertirlas?

- En los últimos meses ha habido una recuperación importante del cobre, pasó de US$ 2,1 a US$ 2,6 la libra, que es cercano al precio de tendencia del comité de expertos. Esto es bueno porque le da ingresos al Fisco, pero malo porque deprecia el tipo de cambio.

En un artículo incluí un experimento de 16 meses de seguir el precio del cobre y el dólar día a día y hay una correlación muy intensa entre ambos factores: por cada centavo de alza del cobre, el dólar caía varios pesos. Una economía bien dirigida no tiene un tipo de cambio manejado por el precio del cobre porque el metal es muy inestable.

El tipo de cambio debiera ser una gran señal a los exportadores para incorporar valor agregado a sus productos. El tipo de cambio es la variable más influyente y si oscila mucho durante el tiempo, es un mensaje a los exportadores que no innoven porque lo van a pasar mal.

- ¿Qué hay que hacer?

- Hay que corregir la política cambiaria, tiene que ser más consistente, el mercado está inestabilizando demasiado el precio del dólar, influenciado por el precio del cobre que es muy volátil. Debemos rescatar al tipo de cambio de esos enormes ciclos nefastos para el crecimiento.

- Pero la flotación cambiaria es parte importante de la institucionalidad macro.

- Como lo hicimos en los años 90, con intervenciones contracíclicas. Cuando fui gerente de Estudios del Banco Central, introdujimos ajustes cambiarios mínimos para evitar grandes fluctuaciones.

El precio del dólar debe responder a las fuerzas estructurales de la economía. Eso depende de la productividad, la calidad del empleo y de cuánto se invierte en maquinaria y equipos. Todo eso funcionó estupendamente entre el 90 y el 96: crecimos 7,1% y las exportaciones crecieron 10% por año, versus el menos de 1% que llevamos en los últimos ocho años.

“Cortoplacismo fiscal”

- ¿El desequilibrio macro viene más que nada por el lado del tipo de cambio?

- Sí, el tipo de cambio es lo más determinante, pero también es la política monetaria, que debiera haber sido más impulsora de la economía. Además, necesitamos un gran impulso fiscal, la política monetaria ayuda pero poco en las actuales circunstancias. En Estados Unidos, por ejemplo, fue decisiva una política fiscal expansiva, al igual que en China en medio de la crisis de 2009. Chile debiera hacerlo.

- Pero Hacienda dice que no hay espacio para más gasto público.

- Hay mucho lobby de los mercados financieros, le informan a Chile que no haga una reactivación a partir de política fiscal porque podría ser castigado con una rebaja de su clasificación de riesgo.

Pero nuestros activos líquidos fiscales son muy altos, hoy si se quiere se pueden usar y no hay que preguntarle a nadie. Se le está diciendo a Chile que no puede hacerlo y que se quede en un bajo crecimiento.

- Pero el déficit fiscal ya es alto y las clasificadoras han advertido por el crecimiento de la deuda pública...

- Un déficit transitorio de 3% del PIB no es excepcional. Tenemos la caja fiscal para hacerlo. Hoy, la política fiscal es neutra, no está agravando ni solucionando el problema de crecimiento de Chile. Hoy, el balance estructural es neutro y Chile necesita avanzar hacia políticas fiscales contracíclicas.

- ¿Cómo ve al ministro Valdés en esta cruzada por revitalizar las expectativas?

- Obviamente hay fallas en las regulaciones, algunas faltan y otras sobran. Y lo peor es cuando la regulación nos deja trancados. Lo que se debe hacer no es borrón y cuenta nueva, sino poner más coherencia y desburocratización en algunas regulaciones. Pero también involucra algunas más estrictas. Todo ese tema ayuda un poco a las confianzas, pero no creo que dé para una mejora radical de los humores.

Hoy, el desánimo tiene que ver con diversas variables. Otros son los errores intensos en el tema educacional y que se transmiten al resto, como la economía, la confianza y de la formación de capital.

- ¿Qué tan parecido será este año con respecto a 2016?

-Evidentemente, Chile está siendo cortoplacista en la política fiscal. Yo soy un férreo defensor de la responsabilidad fiscal. Pero creo que estos dos meses dan señales muy fuertes, uno ve que las autoridades están sintiendo esta presión. Tenemos que hacer una reactivación con eficaz impulso de inversión fiscal.

- ¿Cuál es el riesgo de no hacerlo?

- El riesgo es quedarnos pegados en el 2% actual e inclusive más abajo. Lo negativo es pegajoso y no es neutro, debilita las bases del desarrollo productivo y nos deja empantanados.

"Creo que el Banco Central debería haber bajado antes la tasa de interés"

- ¿Cómo ha visto la discusión interna en el país? ¿Ha faltado una mirada de largo plazo en temas como educación, innovación y tecnología?

- Absolutamente, tenemos miradas de largo plazo pero débiles. Estamos ineficientes en la calidad del gasto público y de la educación. Falta calidad en el Sename, en las cárceles, estamos con un deterioro fuerte en esos temas en el país con el ingreso más alto de América Latina y en el cual el Producto no está cayendo, a diferencia de otros países de la región.

Hoy no somos el peor país del mundo ni de América Latina, ni siquiera estamos bajo el promedio de la región; de hecho estamos muchas décimas sobre el promedio de la región. Pero éramos líderes y hemos ido perdiendo ese sitial. En los 90 crecíamos al triple que el ingreso per cápita de Estados Unidos y el de Latinoamérica (¡tres veces!). Eso se fue reduciendo en los últimos 18 años. Llevamos 18 años perdiendo el liderazgo en la región, no tres años. Si no se entiende, no se puede corregir.

-¿El Banco Central debiera haber bajado antes la tasa?

-Yo creo que sí. Hace un año y medio atrás yo no lo planteaba. Pero cuando la demanda interna siguió trancándose, entonces era necesario hacerlo.

Pero es meritorio que el Banco Central ante presiones inflacionarias, con un IPC en 4,5%, y las presiones de medios para que subiera la tasa, lo resistió bien. Fue un progreso. El Banco Central se puso más pragmático y me alegro por eso.

Pero el tipo de cambio es otro tema, no ha intervenido y debería intervenirse sistemáticamente no en las emergencias o en las situaciones dramáticas como lo hizo en el pasado, que fue más reacción que acción, no se anticipó y actuó tardíamente.

Vemos cómo de nuevo se abarata el dólar porque el precio del cobre sube. Esto es lamentable para el crecimiento, los exportadores, las pymes y el empleo.

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