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Emprender desde el propósito

Telma Otero, cofundadora y directora de People In Mind, #SoyPromociona

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Las empresas se encuentran en medio de múltiples tormentas, o bien enfrentando alguna gran tormenta; pero ¡perfecta! El Covid-19 ha llegado a movilizarlas cuando ya se encontraban en entornos cada vez más VUCA (acrónimo en inglés de volátil, incierto, complejo y ambiguo); y un escenario global caracterizado por mercados crecientemente competitivos, amenazados y disrumpidos tecnológicamente; recetas de soluciones a problemas "conocidos" que no necesariamente continúan funcionando y en el que, quienes ejercen liderazgo, están bajo la extrema presión de lograr ser aún más asertivos y cercanos a las personas que a su vez se encuentran afectadas por crisis personales, sociales y económicas.

¿Cuál es el norte que guía a las empresas? ¿cómo pueden lograr mantenerse en un rumbo cierto? ¿Es el propósito? El propósito o el "para qué" de las empresas no es una moda o un término nuevo, es una definición que ha existido históricamente (de forma explícita o no). En los años 70 el propósito de las compañías se definió como "la capacidad de maximizar el valor de sus acciones" y la misión marcaba el camino qué guiaba a vivirlo. Pero algo faltaba. Fue en los 80 cuando surgieron conversaciones orientadas a incorporar a otros actores, y como resultado, emergieron las áreas de responsabilidad social, hasta que en el año 2019 la firma BlackRock (empresa de inversiones con la mayor cantidad de activos en el mundo) y otras grandes empresas (reunidas en el Foro de Davos y la Business Roundtable) confluyeron en un "nuevo" compromiso de definición de propósito organizacional y que este debe tener como un atributo clave "ser en beneficio de todos": clientes, colaboradores, proveedores, comunidades y medio ambiente y accionistas.

Desde que inicié mi vida profesional, sentí que transitaba un claro camino hacia mi propósito. En los entornos de empresas en las que he trabajado mi misión (traducida en objetivos) era la llave a mis logros laborales, y así lo fue. He tenido la dicha de haber elegido trabajar en empresas que me han dado alas para desarrollar mi misión, apoyándome, dándome herramientas, alentándome, reconociéndome públicamente y permitiéndome crecer. Fue tan así que tengo el orgullo de haber sido directora de una reconocida consultora en Chile.

Mi propósito se hizo mucho más protagónico el año 2018 y fue, casualmente, en ese contexto personal en el que ingresé al programa Promociona (de la UAI) y junto a 31 mujeres ejecutivas vivimos una profunda experiencia de autoconocimiento, de aprendizaje colectivo, de conexión y de muchas, pero muchas, salidas de "nuestra zona de confort". Vivenciamos el ejercicio del liderazgo e internalizamos que se trata justamente de avanzar colectivamente y de que nadie quede atrás, no solo diversidad sino también inclusión. Muy pronto se reveló frente a mi cuál sería mi siguiente paso profesional y qué necesitaba para que mi propósito personal y laboral estuvieran en el mismo plan estratégico. Como resultado, en el 2019 comencé mi emprendimiento en esta línea.

Hoy, un año después y transitando esta ¡tormenta perfecta! desde mi empresa, refuerzo la convicción de que las empresas que definen y viven su propósito son más resilientes, sustentables, atractivas y, en definitiva, las únicas que serán capaces de cambiar al mundo.

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