Editorial

Elección de gobernadores regionales

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Gran revuelo ha causado la reforma legal que busca ser aprobada en el Congreso para que en las elecciones de noviembre se elija el nuevo cargo de gobernador regional. El gobierno no ha mostrado un mayor liderazgo en esta materia y más bien se ha allanado a impulsar lo que finalmente acuerden los partidos de la Nueva Mayoría. Pero este acuerdo entre los partidos de la coalición gobernante posiblemente será más bien el resultado de lo que indique la calculadora electoral.

Resulta lamentable que una reforma de esta naturaleza no se impulse en coherencia con una agenda integral en materia de descentralización. Desde la creación de los gobiernos regionales, el año 1993, no se han hecho reformas de mayor envergadura en cuanto a su institucionalidad -exceptuando la elección de los consejeros regionales-, competencias y financiamiento. Ello implica que los eventuales gobernadores regionales electos seguirán siendo un actor de relevancia menor en comparación al poder del gobierno central en las regiones y además dependerán para su financiamiento de las decisiones que cada año determine en la Ley de Presupuesto el mismo gobierno central.

Mientras esta reforma, que busca una mayor descentralización política del país, no se inserte en un proyecto coherente que aborde también la descentralización de competencias y la fiscal, no resulta aconsejable que se apruebe. Solo en la medida que se avance en la determinación de un rol realmente relevante para los gobiernos regionales se podrá en forma responsable debatir respecto de la conveniencia de la elección del nuevo cargo de gobernador regional.

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