Editorial

Ley de Migración: una oportunidad

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A menos de cumplir un mes de su instalación, el gobierno de Sebastián Piñera ha definido su estrategia para enfrentar el fenómeno de la inmigración, plan que contempla indicaciones al proyecto de ley presentado en 2013 durante su anterior administración e incluye medidas administrativas que no requerirán la aprobación del Congreso. Entre éstas últimas destaca la reformulación de las visas, estableciéndose cinco categorías para las diferentes situaciones de ingreso al país, dos de ellas pensadas específicamente para los ciudadanos haitianos y venezolanos.

Algunas agrupaciones de inmigrantes ya han manifestado sus reparos, argumentando que la migración es un derecho y que no corresponde imponerle límites, como ocurrirá con los haitianos, que tendrán un tope de visados anuales. También se han sumado a estas aprensiones algunas voces de la oposición, que han advertido un supuesto acto discriminatorio al plantear requisitos especiales para el ingreso de personas de determinados países.

Como toda política pública, la estrategia presentada por el gobierno puede ser perfectible y es de esperar que en el transcurso de su aplicación se puedan ir logrando consensos, pues al fin y al cabo ese es el ánimo que debe inspirar toda búsqueda de un acuerdo nacional.

Pero más allá de las áreas de mejora que se puedan encontrar, lo que debiera motivar a todos los sectores es la oportunidad que se abre para abordar decididamente una realidad ineludible. Es positivo que el gobierno haya asumido este desafío en el inicio de su gestión, lo que marca una notoria diferencia con la administración anterior, que en cuatro años no fue capaz de impulsar un cambio sustantivo en la materia.

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