Sara Nieto regresa al Teatro Nescafé de las Artes con el ballet Coppelia

Por Marta Apablaza R.




Coppelius creó una muñeca de tamaño natural. Su invento fue tan realista que Franz, un habitante del pueblo donde vivía, se enamora de ella. Una historia, que bajo la dirección de la ex primera bailarina del Teatro Municipal, Sara Nieto, se presentará entre el 11 y 14 de julio en el Teatro Nescafé de las Artes.

El espectáculo viene precedido por “Pedrito y el Lobo” y “Cascanueces”, obras que en 2012, dieron el vamos a la Compañía Teatro Nescafé de Las Artes que dirige 
Sara Nieto.

- ¿Qué caracteriza a esta versión de Coppelia? 
- El cuento es el mismo, pero es una versión un poco más reducida con dos actos. Lo traté de hacer más divertido y liviano dándole más importancia al personaje de Copelius. No es exactamente tradicional, es un estilo más libre dentro del clásico.

- ¿A qué público está enfocado?
- Coppelia está enfocado a todo público, es una obra que es para adultos, pero muy divertida y entretenida y eso la hace liviana y fácil de entender para los niños. El adulto podrá ver técnica de ballet y excelentes bailarines, pero a la vez, algo entretenido. La obra es para relajarse y disfrutar para chicos y grandes. Lo pensé, justamente, porque en la fecha del estreno, estaremos en vacaciones de invierno.

- ¿Cómo visualiza el escenario de la danza a nivel nacional?
- Más o menos. Lo que pasa es que los bailarines no tienen muchas oportunidades. Existen grupos de ballet independientes y es una lucha. La danza está muy poco desarrollada en el país y creo que por parte del público tampoco hay demasiado interés. Es un círculo vicioso. El público no responde del todo bien, y tampoco está acostumbrado. Si no se incentiva a las personas y no le das la oportunidad de ir al teatro, hay un problema.

- ¿Cómo ha sido hasta ahora la experiencia de crear y dirigir a esta compañía de ballet? 
- Para mi es fantástica. Es un sueño que quise hacer toda la vida y nunca había tenido la oportunidad. Gracias al teatro estoy desarrollando lo que todo bailarín sueña cuando deja de bailar: tener su pequeña compañía y hacer sus propias producciones.