¿Para qué estamos capacitando?
Señora Directora:
Según el Índice de Relaciones Laborales IRL de DataLab -con información de 72 empresas grandes- un trabajador se capacita 34 horas al año en Chile, con una inversión promedio de $248.762. Bastante lejos de las 47,6 horas y US$1.075 de Estados Unidos el 2017. El 28% de la inversión corresponde a recursos financiados vía franquicia SENCE, cuyos excedentes alcanzaron los US$30 millones según confirmó la institución hace unos días. Hay recursos que no se están encauzando hacia la capacitación que Chile necesita.
Pero los problemas de la capacitación no son solo de horas y montos. Ésta debiera entregar herramientas para mejorar el desempeño en el trabajo, aumentar el stock de habilidades y ser un movilizador de desarrollo. Sin embargo, las decisiones sobre su contenido, duración y alcance se limitan muchas veces al cumplimiento de la ejecución presupuestaria. La pregunta es: ¿Para qué estamos capacitando realmente?
Las firmas no han logrado dimensionar el impacto de la capacitación, no sólo en productividad, sino también en desarrollo y equidad, ni sopesan el rol que juegan y deben jugar como organizaciones en el progreso del país. Y mientras las empresas sigan vinculando la capacitación al mero cumplimiento de presupuesto, ese progreso seguirá esperando.
María Eugenia Pedraza
DataLab
Pocas esperanzas para la convivencia vial
Señora Directora:
En Chile nos hemos acostumbrado a pensar que todos los temas se resuelven dictando leyes, normas o decretos, como si fueran una receta mágica para regular las conductas en sociedad, y dando poca importancia a los ajustes culturales que se requieren para que esas normativas tengan sentido y no queden como letra muerta.
El caso más reciente de esta tendencia es la recién estrenada ley de convivencia vial, a través de la cual se busca regular la relación entre peatones, ciclistas y automovilistas. Es cierto que una ciudad en constante crecimiento como Santiago, se ve enfrentada a dificultades mayores entre quienes deben compartir espacios viales comunes, donde la ley sirve como marco general, pero no tendrá ninguna incidencia positiva si es que antes no se educa y se construye una cultura cívica de respeto mutuo entre los ciudadanos.
En estos días se hizo pública una agresión entre un peatón y un ciclista que transitaban por una vereda, en uno de los tantos conflictos que ocurren a diario en las calles del país. En un contexto donde se exacerban los derechos individuales y escasean los deberes y las responsabilidades que implica vivir en comunidad, no hay ley capaz de resolver la cada vez más compleja convivencia vial.
Si a ello se suma que la fiscalización para hacer cumplir la norma es siempre insuficiente, y que las sanciones por lo general son simbólicas, no alberguemos muchas esperanzas de que la relación en las calles y veredas mejore sustancialmente.
Carlos Cuadrado Sepúlveda
Nuevos puestos de trabajo: ¿calidad o cantidad?
Señora Directora:
De acuerdo a la OCDE, el principal problema del mercado laboral chileno es su mala calidad, la cual se expresa en los bajos sueldos y en la precariedad del empleo.
Atendiendo esa realidad, en los primeros meses de gobierno se crearon 144 mil empleos, de los cuales 97% corresponden a trabajos con cotizaciones, es decir, de calidad. En tanto, entre 2014 y 2017 sólo un 27% de los empleos creados fueron de estas características.
Es sencillo hablar de crear nuevos trabajos cuando se olvida que la brecha que nos separa de los países desarrollados no es la cantidad, sino la calidad de los empleos que ofrecemos.
Valentina Ramírez
Cientista Político
El futuro digital de la minería
Señora Directora:
Cada año Chile produce cerca de 5,6 millones de toneladas de cobre, lo que corresponde a casi a un tercio del total en el mundo. La extracción de este mineral desde 1820 nos ha transformado en líderes globales de este commodity y nuestro país es reconocido por su expertise minero.
Hoy no basta con que un país posea grandes yacimientos o reservas minerales para asegurar un lugar de privilegio en el mercado minero. En la actualidad, para ser competitivos a nivel global es necesario apuntar a la eficiencia, la productividad, la continuidad operacional y la reducción de costos.
Para ello, la introducción de nuevas tecnologías aplicadas al negocio, como Big Data, Business Intelligence y Cloud son esenciales, sobre todo si consideramos que en nuestro país la mayoría de las faenas se realizan en pleno desierto, a miles de metros de altura y con condiciones climatológicas difíciles.
Cuando hablamos de un sector productivo que tiene un peso en el PIB de Chile cercano al 9%, que genera más de US$ 18 mil millones y que emplea a aproximadamente 203 mil trabajadores, es clave proporcionar nuevas aplicaciones tecnológicas a nuestra industria minera para asegurar su competitividad. En este sentido, la Transformación Digital y el desarrollo de aplicaciones deben estar en la base de la visión estratégica de las autoridades, de las compañías y de las más de cuatro mil firmas que son proveedoras de este rubro en el país. Invertir en el uso de nuevas tecnologías y soluciones no es una característica de un país desarrollado, sino que es una condición para serlo.
Martín Kozak
Country Manager de InterSystems