Cartas

Cartas al Director

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Dakar y patrimonio arqueológico



Señor Director:


Es interesante la discusión en torno al Rally Dakar. Las regiones sacan alegres cuentas en relación al volumen de personas que recibieron, los ingresos que ha generado y sobre todo los beneficios que este macroevento genera en la difusión de nuestro país y sus paisajes a nivel mundial. Por otro lado, el Colegio de Arqueólogos ha denunciado a nivel mundial la fuerte destrucción de patrimonio cultural que esta actividad genera.

Quienes trabajamos en la industria del turismo y, en particular, quienes hemos tenido la oportunidad de compartir con visitantes extranjeros, extensas caminatas por el Desierto de Atacama, podremos haber notado como los viajeros se maravillan al adentrarse y admirar este territorio, árido en vegetación, pero embriagante por su pristinidad, magnitud, formas, colores y sensaciones.

El paisaje desértico es altamente sensible a las modificaciones, por dos razones sustanciales. La primera es su transparencia, la profundidad visual puede superar los 10 km y por lo tanto, las alteraciones se perciben a grandes distancias en este verdadero anfiteatro natural, que desafía la escala humana. La segunda es la escasa capacidad de recuperarse después de los cambios. En el desierto parece que el tiempo no pasa, o pasa bajo un reloj geológico. Si movemos una piedra hoy, podemos volver en cinco años y estará donde mismo. Para los turistas que con particular interés vienen a vivir la magia del desierto, cada vez que se abre una huella en el desierto se evidencia la pérdida en la calidad del paisaje, se rompe el encanto y lo que es peor, se desvaloriza el atractivo visual que motiva el viaje. Ahora, si lo que queda después de eventos como este, es una indescriptible red de huellas que perduran como heridas en el desierto, estamos hipotecando la pristinidad del atractivo y sacrificando uno de los valores más significativos para los viajeros del siglo XXI, “poder, al menos asomarse, a lugares donde se contemple la naturaleza sin intervención del ser humano”.



Miguel García C.



Director Instituto del Patrimonio Turístico Escuela de Arquitectura del Paisaje Universidad Central


Democracia y mercado



Señor Director:


En un estado de derecho las personas son libres de estudiar, comprar, invertir, consumir, producir, como mejor les parezca, el gobierno fomenta la libertad de trabajo, de sindicalización, el emprendimiento y el intercambio libre y voluntario, resguardando los bienes o capital, eso es democracia o estado de derecho. Socialistas y comunistas tratan de instalar la falacia que es necesario sacrificar libertad en pos de una mayor equidad, que el Estado es capaz de corregir las desigualdades que el libre mercado genera. Las cifras indican lo contrario. El Banco Mundial señala a Chile como el país con mayor movilidad social ascendente de Latinoamérica, entre 1996 y el 2009 casi dos tercios de los chilenos subieron de clase social, el 20% más rico pasó de tener un 57% del total del ingreso en 1996 a un 49% en el 2013, US$ 46 mil millones que el mercado reasignó desde los sectores más a los menos acomodados, el coeficiente Gini pasó de ser un 57% en 1996 a un 49% en el 2013, la pobreza en Chile es menos de la mitad del promedio regional, un pobre en Chile gana el doble que un pobre en otro país de la región, nuestro modelo de libre mercado funciona mucho mejor que el intervencionismo y estatismo de países como Argentina, Ecuador, Venezuela, Brasil, etc., claros ejemplos que el Estado no mejora las cosas, al contrario las empeora. Chile tiene más y mejor democracia, menos pobreza y más mercado.



Ricardo López Bisquertt


Ingeniero Comercial PUC y Académico UNAB


RN



Señor Director:


Por estos días, con la cantidad de cambios y renuncias que le acontecen, me parece que el nombre “Renovación Nacional” para el partido político que preside Carlos Larraín no puede estar más vigente.



Juan Luis Hernández Viera


Inteligencias



Señor Director:


Por la presente quisiera informarles a todos mis ex compañeros de colegio que los considero casi tan inteligentes como yo.



GABRIEL GUILOFF

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