El partido que quiere ser de todos y termina sin ser de nadie
Señor Director:
La curiosidad del gran “Efecto Parisi” ha traído un debate en torno al Partido de la Gente que vuelve a mostrar una fragilidad que lo ha acompañado de siempre. En 2021 lograron elegir seis diputados y cerca del 10% de los votos, y con las recientes votaciones, su líder Franco Parisi obtuvo más de dos millones de preferencias en la presidencial. Sin embargo, ese capital político no se traduce en coherencia programática, pues el PDG insiste en definirse como un espacio “de centro”, pero opera sin una doctrina que ordene sus posiciones económicas, institucionales, regulatorias y podríamos decir que también territoriales.
La inconsistencia se refleja en el Congreso, su bancada ha votado de forma errática en debates clave -como la reforma previsional, el royalty o las normas de responsabilidad fiscal- moviéndose entre el rechazo total y la adhesión parcial sin una lógica reconocible. A ello se suman tensiones públicas con Pamela Jiles en torno a los retiros de fondos previsionales, donde el PDG ha oscilado entre respaldar propuestas altamente regresivas y desmarcarse de ellas según la conveniencia coyuntural, contribuyendo a la incertidumbre legislativa en temas de alto impacto económico.
Un partido que pretende representar al “centro” -o más bien al orden de mercado- debiera ofrecer estabilidad, moderación y criterios predecibles; cosa que está lejos de tener si en el año 2021 terminó sin ningún parlamentario de los seis iniciales.
Gabriela Velásquez F.
Pasante Senior FPP Valparaíso
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