El verano como prueba de competitividad
Señor Director:
Cada verano funciona como un termómetro de confianza y competitividad para Chile. Este año vuelve a marcar alerta. La inflación encarece el transporte, combustibles y servicios turísticos; el crecimiento permanece débil; y el turismo nacional pierde terreno frente a Perú y Argentina, que ofrecen precios más bajos y mayor sensación de seguridad.
Por eso cada vez más chilenos vacacionan fuera. Retener al veraneante local exige algo más que campañas. Los incentivos al turismo interno ayudan, pero pierden efecto si no se acompañan con mejoras reales en seguridad, conectividad e infraestructura. La percepción de inseguridad en playas y rutas está siendo una variable decisiva.
A ello se suma un entorno que encarece la oferta por trámites excesivos, incertidumbre regulatoria y lentitud en proyectos. En un contexto fiscal estrecho, el foco no puede estar solo en subsidios, sino en destrabar la inversión y coordinar mejor al Estado.
El frente internacional también exige reacción: más conectividad aérea, vuelos directos y una promoción inteligente. El turismo no solo trae divisas, también construye la reputación del país.
El verano no es solo la temporada alta, sino que un anticipo de cómo está funcionando la economía real. Ignorarlo sería un error. Entenderlo a tiempo es la condición mínima para que Chile vuelva a competir.
Carolina Neumann
Directora de Comunicaciones Fundación Jaime Guzmán
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