Bajar el sueldo a los hombres no va a reducir la brecha salarial
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Pilita Clark
Los líderes empresariales hacen cosas inesperadas de vez en cuando. El jefe de T-Mobile USA, John Legere, una vez pagó US$ 21.800 por el derecho a poner un tatuaje temporal en el brazo de un corredor olímpico. El director ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, comenzó a tuitear repentinamente. Mike Ashley, magnate británico de ropa deportiva, vomitó en una chimenea después de una competencia de bebida, para el deleite de una corte que tuvo que oír esto el año pasado.
Pero la semana pasada, el director de una de las mayores aerolíneas de Europa hizo algo mucho más notable: aceptó una reducción de sueldo de 34 mil libras en nombre de la igualdad de género. Johan Lundgren, director ejecutivo de la británica easyJet, pidió a la junta directiva que bajara su sueldo de 740 mil libras a 706 mil libras, para igualarlo con el de su predecesora, Carolyn McCall. Quería "demostrar mi compromiso personal" con la igualdad de pago.
Es fácil no hacer caso a tan modesto sacrificio, excepto por dos cosas: el momento y el precedente que marca.
En cuanto me enteré de la acción de Lundgren, escribí a varios expertos en salarios para ver si habían oído de algo semejante. "No es algo que hayamos visto antes", dijo Russell Reynolds, reclutador de la City de Londres. "Jamás escuché algo igual", dijo otro veterano de la City. La Asociación de Empresas de Reclutamiento Profesional estuvo de acuerdo.
En otro momento, la acción de Lundgren podría descartarse como un caso aislado o una maniobra de relaciones públicas. Pero easyJet es uno de cerca de 9 mil empleadores con 250 o más trabajadores que, por ley, deben reportar diferencias salariales de género antes del 4 de abril. No sabemos cuántas empresas lo harán. Lo que sí sabemos es que cuando se publica una brecha salarial, los efectos pueden ser sorprendentes.
El anuncio de Lundgren llegó días después de que la BBC revelara que seis de sus principales presentadores masculinos habían acordado recortar su salario, en momentos en que la gerencia enfrentaba protestas sobre la disparidad salarial entre los géneros. El problema comenzó en julio cuando la BBC —siempre bajo fuego por pagar demasiado a presentadores— fue obligada a publicar una lista de sus estrellas mejor pagadas. Estalló un furor, pero fue sobre las brechas salariales entre los géneros, no sobre los sueldos altos, porque cerca de una tercera parte de la lista eran mujeres y los siete mejor pagados eran todos hombres. También se revelaron enormes diferencias en los sueldos de presentadores dentro de los mismos programas. La gerencia todavía está tratando de contener las repercusiones, y comparecieron ante el Parlamento la semana pasada.
Por supuesto, la BBC es diferente a muchas de las empresas que deben rendir informes en abril. Financiada por fondos públicos, se vio obligada a nombrar sus estrellas. Las empresas comerciales no tendrán que hacerlo. Pero la compañía también decidió que una de sus soluciones para cerrar la brecha será un "recorte sustancial de salarios para algunos hombres".
Yo estoy lejos de ser inmune al placer de ver a cualquier persona, hombre o mujer, de sueldo estratosférico asumir un recorte si su salario es desconcertante. Pero la idea de que este problema puede ser resuelto fácilmente bajando el sueldo de los hombres me preocupa.
Podría ser vistoso, pero también es divisivo. Lundgren, de easyJet, y las estrellas de la BBC, se lo podrán permitir. Entre ellos está el veterano presentador John Humphrys, que ganó entre 600 mil libras y 649.999 libras en 2016 y 2017. Pero ¿qué hay de los hombres que están más abajo en la escala de pago? ¿Dónde se traza la línea? ¿Deberían los empleados de hoy pagar por los errores de gerentes pasados? En última instancia, es un problema que requiere trabajo duro y tedioso. En promedio, las mujeres del Reino Unido ganan 18% menos que los hombres; o 9% si sólo se cuentan los trabajadores de tiempo completo.
Arreglar esto requiere un serio esfuerzo gerencial, especialmente en industrias que siempre han sido dominadas por hombres. EasyJet es un clásico ejemplo. Tiene una brecha de 51,7% debido a lo que llama el "masivo desequilibrio de género" en sus pilotos: 94% de ellos es hombre. La compañía quiere que 20% de sus nuevos pilotos sea mujer antes de 2020, y eso importa. Las brechas salariales crecen cuando las empresas pasan años contratando hombres bien pagados que se quedan mientras las mujeres se van. Licencia de paternidad compartida y otros planes laborales flexibles pueden ayudar. También lo harían las auditorías anuales de diferencias salariales y muchas otras medidas. Miles de empresas lo han evitado. Después del 4 de abril muchas van a desear haber actuado antes. Algunas, sin duda, tendrán que hacer algo que deberían haber hecho hace mucho tiempo: pagarles más a las mujeres.