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Columnistas

Campañas y crecimiento

GUILLERMO LARRAIN FEN, Universidad de Chile

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 5 de noviembre de 2025 a las 04:00 hrs.

Dados los escándalos últimos, cuesta promover una mirada equilibrada sobre el rol del Estado en economía. No argumento para minimizarlo como quisieran neoliberales, ni exagero sus virtudes como hace cierta izquierda.

“Eppur si mouve”, dijo Galileo después de ser obligado a refutar la teoría heliocéntrica. Digo: el Estado es una faceta inevitable de la realidad, es absurdo negarlo. El equivalente sería “mejor que se mueva y lo haga bien”. Necesitamos un Estado inteligente, estratégico, profesional y neutro. 

“En el corto plazo, Matthei tiene un programa coherente que inducirá más inversión; Jara, un dudoso impulso; y Kast y Kaiser, políticas contradictorias, probablemente recesivas”.

Las confusiones abundan sobre su rol económico. Unos plantean políticas de demanda, en particular, transferencias sociales. Aumentar la demanda permite estabilizar el ciclo en crisis y la política social es esencial para la cohesión social. La reducción de impuestos juega un rol similar. Así no se promueve el crecimiento de largo plazo.

Philippe Aghion, galardonado recién con el premio Nobel por sus teorías sobre crecimiento, plantea dos ideas generales. Primero, el crecimiento se produce por olas sucesivas de innovación que dejan obsoletas innovaciones previas. Segundo, hay dos lecciones para el Estado. Por un lado, la innovación no surge espontáneamente, requiere políticas públicas que la promuevan. Además, si las empresas no se adaptan, desaparecen. Deben acceder a financiamiento que facilite esta reasignación y a mecanismos fluidos de quiebra y reemprendimiento. Este es el rol desarrollador del Estado. Por otro, trabajadores en tecnologías antiguas sufren desempleo y deben reasignarse a otras actividades. Esto requiere soporte estatal para financiar su cesantía transitoria, capacitación y/o movilidad. Este rol asegurador permite la cohesión social tensionada por las innovaciones. 

El gráfico que acompaña a esta columna muestra cómo se encuentra Chile hoy en estas dos dimensiones.

En el rol asegurador, Chile (19,9% del PIB) está un 30% bajo la OCDE (28,3 % del PIB). En su rol desarrollador, la distancia de Chile con la OCDE (2,8% vs 4,6% del PIB) es 39%. El rol desarrollador es más débil en Chile. Los datos constatan que hemos construido un promisorio sistema de protección social, pero somos débiles en innovación. 

Veamos qué dicen las campañas. 

Matthei propone un ajuste fiscal moderado, bajar el impuesto corporativo y seguir simplificando la permisología. Estas medidas promueven la inversión y el emprendimiento, pero no necesariamente la innovación. Pueden tener un efecto positivo de corto plazo, pero no desatan per se crecimiento potencial. 

En el caso de Kast y Kaiser han prometido (a) un brutal recorte de gasto público y (b) no tocar el gasto social. Este shock negativo de demanda neutraliza y puede revertir el supuesto efecto expansivo de su baja de impuestos. Además, deterioran al sector público, lo que va a impactar la economía.

El programa de Jara contempla simplificación regulatoria y apuesta algo más en el sentido de Aghion porque la transición energética (cobre, litio, H₂V) puede detonar encadenamientos productivos nuevos. Pero los mecanismos son poco claros y sus efectos son de largo plazo. En el corto, hay un efecto expansivo en la propuesta de ingreso vital pero la mayor carga financiera para empleadores y/o la necesidad de nuevos impuestos, son contractivos. En el neto, puede haber una ganancia, pero no es evidente. 

Todas las candidaturas hablan de crecimiento, algunas con metas explícitas, pero sin propuestas consistentes. Matthei tiene un programa coherente de corto plazo que inducirá más inversión, pero le faltan iniciativas pro-innovación porque no cree en el rol desarrollador de Aghion. Jara tiene un dudoso impulso de corto plazo, y reposa en efectos de largo plazo cuya capacidad de implementación es débil. Además, cree demasiado en el rol asegurador cuando hoy es necesario explotar con energía el desarrollador. Kast y Kaiser tienen políticas contradictorias, probablemente recesivas en el corto plazo. Operando en el sentido contrario al corte en el gasto está su fe en un boom de inversión. Este es poco probable. El ajuste fiscal brutal, la agenda valórico-conservadora de Kast y el unilateralismo (renuncia al Acuerdo de Paris) y un conflicto con Bolivia en Kaiser, tienen riesgos importantes, internos y externos. Los inversionistas ya lo aprendieron.

Así, los candidatos tienen una deuda con Chile: una agenda creíble e implementable de crecimiento y desarrollo.

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