Cómo escoger al CEO correcto para el Chile que viene
JUAN PABLO SOLAR Socio de Spencer Stuart
Chile enfrenta una encrucijada. Con un nuevo gobierno en el horizonte, el debate público gira en torno a cómo reactivar el crecimiento en un escenario de mayores restricciones fiscales y exigencias sociales. En este contexto, la decisión de quién lidera una empresa adquiere una relevancia inédita: escoger al CEO correcto es, en muchos casos, escoger la capacidad de la compañía para adaptarse, crecer y sostener su legitimidad.
No existe un CEO perfecto. El éxito depende de la coincidencia entre el perfil del líder y la estrategia de la organización en un momento determinado. Un ejecutivo brillante en consolidación puede fracasar en transformación, y viceversa. En un entorno chileno que es volátil, esta sintonía entre contexto y liderazgo será decisiva.
“Los CEO que priorizan cultura, talento y propósito logran mayor resiliencia organizacional en tiempos de disrupción. Es un hallazgo relevante para Chile, donde la estabilidad y legitimidad empresarial serán activos clave en el nuevo ciclo”.
El ciclo de vida
Los datos de Spencer Stuart muestran que los CEO atraviesan cinco etapas recurrentes: lanzamiento, calibración, reinvención, complacencia y legado. Cada fase plantea desafíos distintos: construir credibilidad inicial, reinventarse ante la disrupción o asegurar continuidad en el legado.
Para los directorios chilenos, comprender el ciclo es clave. Permite diferenciar entre problemas propios de la etapa y fallas personales, favoreciendo conversaciones francas con el CEO y una mejor planificación de la sucesión. En un país que necesita reimpulsar la inversión y el dinamismo, acompañar al CEO puede marcar la diferencia entre aprovechar oportunidades o quedar rezagados.
Lo que buscan hoy los directorios
El nuevo ciclo político y económico en Chile exigirá liderazgos distintos. Los directorios ya no se enfocan solo en el “qué” de los resultados, sino en el “cómo”. La diversidad de perspectivas -incluyendo el aporte de mujeres en cargos de alta dirección- es clave para conectar mejor.
Un informe de Deloitte (2025) confirma la tendencia: los CEO que priorizan cultura, talento y propósito logran mayor resiliencia organizacional en tiempos de disrupción. Este hallazgo es relevante para Chile, donde la estabilidad y la legitimidad empresarial se convertirán en activos esenciales en el próximo ciclo político.
Los rasgos de los CEO con mirada de futuro
Según MIT Sloan Management Review, los CEO preparados para enfrentar escenarios inciertos comparten cuatro rasgos: navegar la complejidad, mirar la empresa como un todo, habilitar excelencia consistente y desarrollar a los líderes del mañana. En Chile, donde el entorno político-económico tiende a la volatilidad, estas características son clave.
A esto se suma algo esencial: el liderazgo de equipo. Los CEO más efectivos no son solo estrategas individuales, sino catalizadores del talento colectivo. Su verdadero impacto ocurre a través de otros: conectan con los miembros de la organización, construyen confianza y crean condiciones para liberar el potencial de cada persona. Esa capacidad es la que marca la diferencia entre compañías que avanzan y aquellas que se quedan atrás.
Aprendizajes recientes
La alta rotación de CEO a nivel global refleja la presión por resultados y por enfrentar disrupciones constantes. Las compañías que logran transiciones exitosas tienen procesos de sucesión estructurados y planificación anticipada.
La experiencia previa no asegura el éxito. Para quienes aspiran a liderar en Chile, el reto está en ir más allá de lo técnico, con pensamiento estratégico, capacidad de adaptación y, sobre todo, un liderazgo que empodere equipos frente al cambio político y económico.
Una apuesta por el crecimiento
Escoger al CEO correcto para el Chile que se viene no es solo una decisión corporativa: es una apuesta por el futuro del país. Si el crecimiento es la prioridad, las compañías necesitan líderes capaces de combinar resultados con legitimidad, eficiencia con innovación y visión de largo plazo con sensibilidad hacia el entorno.
El directorio tiene una responsabilidad estratégica: elegir no solo a quien administre el presente, sino a quien pueda guiar a la empresa —y contribuir al país— en el camino del desarrollo sostenible.