¿Cómo están los impuestos en Chile?
Macarena García Economista Senior Libertad y Desarrollo
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Macarena García
Desde la precampaña presidencial dl 2013 que la discusión en torno a nuevos y más altos impuestos ha pasado a ser un elemento más de nuestro paisaje. El argumento comúnmente utilizado es la necesidad de corregir la elevada desigualdad que hay en Chile, posicionando al rol distributivo como el único que tienen los impuestos, olvidando otros igualmente relevantes.
La teoría económica es clara en establecer que la estructura tributaria de un país es un determinante del desempeño económico y, finalmente, del bienestar. Un código tributario bien estructurado y que cumpla ciertos atributos, promoverá el desarrollo al mismo tiempo que aumentará los ingresos fiscales, de forma que el Gobierno pueda financiar adecuada y sostenidamente los bienes públicos que desea proveer.
En la discusión pública se menciona que Chile presenta una carga tributaria 13 puntos del PIB menor a la que tiene actualmente la OCDE, como si esta brecha fuera la única causa de nuestra desigualdad. Este argumento adolece de cuatro inexactitudes que es necesario aclarar.
Por un lado, en Chile los privados financian su sistema de seguridad social -capitalización individual-, mientras que en la OCDE es el Gobierno el que financia este sistema (de reparto). En consecuencia, en este bloque el Estado debe recaudar más impuestos que en Chile sólo para solventar estos gastos. Aplicando esta corrección, la brecha se reduce en 8 puntos, quedando sólo cinco por “explicar”.
Por otro, los países de la OCDE presentan actualmente un ingreso per cápita considerablemente más elevado que el nuestro (US$ 44.600 en promedio versus US$ 23.266). Sin duda el nivel de impuestos que puede soportar una sociedad depende de su nivel de ingreso (progresividad). Corrigiendo por la diferencia de desarrollo, se observa que los países de ese bloque efectivamente pagaban, en promedio, más impuestos que Chile, pero sólo en tres puntos del PIB. Además, la reforma tributaria de 2020 incrementaría la recaudación tributaria en torno a 1% del PIB, cerrando aún más la brecha que presenta Chile con la carga tributaria de la OCDE.
Finalmente, al interior de la OCDE se observa una gran dispersión en todos los indicadores relacionados con impuestos, tanto en tasas como en bases, lo que dificulta cualquier análisis comparado. Así, una brecha de dos o tres puntos cae dentro de los rangos observado en la diversidad de la OCDE.
Bajo estas consideraciones, el argumento de continuar incrementando los impuestos en Chile con el objeto de parecernos a la OCDE y reducir, de paso, nuestra desigualdad, pierde toda validez. Más aún, indicadores relacionados con la estructura tributaria (Doing Business o ICTI de Tax Foundation) muestran que nuestro sistema tributario presenta espacios importantes de mejora, pero no en relación al nivel de la carga, como lo proponen permanentemente algunos sectores, sino con su diseño, el cual ha terminado generando un sistema tributario poco competitivo, ineficiente, inequitativo y complejo.