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Comply or explain

La SVS ha propuesto una nueva normativa que obliga a las sociedades...

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La SVS ha propuesto una nueva normativa que obliga a las sociedades abiertas a autoevaluar el cumplimiento de principios que se consideran propios de un buen gobierno corporativo, y a difundir al mercado dicha autoevaluación. Más allá de las polémicas por las competencias del regulador y la idoneidad de los principios propuestos, la normativa resulta interesante pues introduce la regla inglesa conocida como “comply or explain”.



Esta regla se originó en el Reino Unido en 1992 a propósito del Cadbury Code, un set de exigentes principios de gobierno corporativo dirigidos a la eficiencia del directorio y a la relación con los accionistas. El set pronto fue considerado referencia de gobierno corporativo, pero la real novedad estuvo en que dichos principios no fueron obligatorios. Efectivamente, la única obligación fue la de informar del cumplimiento al mercado y, en caso de no cumplir, explicar la razón del incumplimiento. Es decir, si no cumple, explique por qué.

Los ingleses defienden su modelo por su flexibilidad. El Code no es un conjunto rígido de normas sino una serie de principios que deben ser analizados por las sociedades y recogidos de acuerdo a su realidad, reconociendo que un buen gobierno corporativo puede ser alcanzado de diversas formas. En efecto, es posible que una medida imprescindible para una compañía FTSE 100 sea completamente desproporcionada para otra que se abre al mercado. Lo que sí es obligatorio es la explicación, dando finalmente al mercado la última palabra sobre si la decisión es correcta o no.

La regla “comply or explain” permite apuntar a estándares más altos de gobierno corporativo. La regulación tradicional debe conformarse con el mínimo, pues de lo contrario se arriesga imponer costos ineficientes a muchos regulados, resultando más caro el remedio que la enfermedad. El modo “comply or explain” permite a las sociedades, presionadas por el mercado, tender al óptimo en gobierno corporativo mediante las medidas que le son más adecuadas. Además, este modo permite a las compañías adaptarse a los nuevos desarrollos y tendencias de gobierno corporativo, generando competencia para atraer a los inversionistas.

La experiencia inglesa ha sido exitosa. Los estudios muestran que la gran mayoría de las sociedades terminan cumpliendo los altos estándares propuestos en el Code, y la regla ha sido imitada internacionalmente. Pero para que su importación a Chile resulte exitosa los principios de gobierno corporativo a la que accede deben construirse de manera simple y clara, y su forma de operar debe difundirse ampliamente, de modo de que el mercado se tome el tiempo para evaluar la razonabilidad de la no adhesión a un principio y que esto no sea castigado si resulta sensato. Sino, esta iniciativa terminará como una contribución más a la maraña regulatoria de la que las sociedades, directorios y accionistas chilenos deben defenderse día a día.

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