De la ambición a la acción: por qué la COP 30 debe movilizar al sector privado por el clima y la naturaleza
LOUISE DE SOUSA Embajadora del Reino Unido MARGARITA DUCCI Dir.Ejecutiva Red Pacto Global Chile M. TERESA RUIZ-TAGLE Directora Ejecutiva CLG
Este año, Brasil será sede de un momento histórico en la diplomacia climática global: la 30ª Conferencia de las Partes (COP 30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. A diferencia de cumbres anteriores, centradas en elevar la ambición, la COP 30 marcará un cambio decisivo: de la ambición a la acción.
Con 198 países comprometidos a limitar el calentamiento global a 1,5°C, 190 países comprometidos a proteger 30% de las tierras y océanos, y una nueva Meta Global de Financiamiento para el Clima y la Naturaleza de US$ 1,3 trillones anuales, la COP 30 debe ser el hito sobre el cual comencemos a cumplir nuestras promesas. Y ese cumplimiento debe venir de todos los sectores, incluyendo el privado.
“El sector privado maneja un estimado de US$ 210 trillones en activos a nivel global. Alinear una fracción de ese capital con los objetivos climáticos podría transformar nuestra trayectoria, garantizando rentabilidad a largo plazo, mejor manejo de riesgos, estabilidad de mercado y bienestar social”.
Si no alineamos las prácticas e inversiones de todos los actores relevantes con la ciencia, corremos el riesgo de perder nuestros activos más valiosos: bosques, manglares, pesquerías, minerales, aire limpio, agua y suelo. Estos no son solo valiosos por sí mismo. Son la base de nuestras economías, estabilidad geopolítica y calidad de vida.
Países como Reino Unido y Chile han establecido compromisos ambiciosos de carbono neutralidad para 2050, y para protección y restauración del 30% de la biodiversidad a 2030. Estas metas son loables, pero inalcanzables sin una inversión y liderazgo sólidos del sector privado.
Históricamente, el financiamiento climático y para la naturaleza ha dependido en gran medida de los aportes públicos provenientes de países desarrollados, canalizados a través de bancos multilaterales e instituciones internacionales, hacia países en desarrollo. Aunque sigue siendo esencial, este modelo ha sido insuficiente.
Sus tres grandes limitaciones se dan, en primer lugar, por su limitada escalabilidad, ya que los fondos públicos por sí solos no alcanzarán para cumplir con las actuales metas de reducción de carbono y la protección de biodiversidad. En segundo lugar, no considera mecanismos adecuados de rendición de cuentas, lo que puede generar la adopción de prácticas o incentivos que generen un efecto no deseado en la crisis que enfrentamos. Por último, este modelo puede excluir a países como Chile y Uruguay, quienes pueden quedar fuera de los marcos tradicionales de donantes y receptores.
El sector privado maneja un estimado de US$ 210 trillones en activos a nivel global. Alinear incluso una fracción de ese capital con los objetivos climáticos y de naturaleza podría transformar nuestra trayectoria, garantizando rentabilidad a largo plazo, mejor manejo de riesgos, estabilidad de mercado y bienestar social.
El capital natural sigue siendo en gran parte invisible en la contabilidad tradicional. El crecimiento económico a menudo ocurre a expensas de la naturaleza y, por ende, del bienestar futuro.
Países como el Reino Unido y Chile están replanteando cómo medir, valorar e invertir en la naturaleza, con el fin de proteger el planeta, fortalecer la seguridad nacional y global, y promover el crecimiento sostenible a largo plazo. A través de organizaciones como el Pacto Global de la ONU y el Grupo de Líderes Empresariales por la Acción Climática (CLG), impulsan enfoques Net Positive en el ámbito empresarial, una manera de hacer negocios que genera más impactos positivos que negativos en la sociedad, el medio ambiente y la economía.
La tarea es clara: integrar el clima y la naturaleza en cada decisión empresarial. Redirigir el capital de prácticas dañinas hacia soluciones sostenibles. Con nuestro futuro en juego, esperamos llegar a la COP30 con una agenda audaz que lidere el sector privado, integrando la acción climática y de naturaleza en todas las prácticas y políticas empresariales. La invitación es a desafiar el status quo. A apostar por un crecimiento limpio. A ser Net Positive.
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