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Debate no significativo sobre la encuesta Casen

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La RAE define la palabra “significativo” con dos acepciones: que da a entender o conocer con precisión algo, y que tiene importancia por representar o significar algo. Ambas definiciones son útiles para analizar la encuesta Casen.

Los resultados de la Casen, por cierto, tienen gran importancia ya que representan la situación de las personas y familias en Chile de forma muy amplia, brindando información que no se encuentra en otro estudio sobre la realidad social. Por lo mismo, es una lástima que el debate sobre esta encuesta se haya centrado en el tema de la precisión. Al respecto es necesario hacer algunos alcances.

La caracterización socioeconómica de este instrumento se hace mediante una encuesta, la que por definición no entrega estimaciones de un número preciso; cualquier variable que se obtenga de una encuesta hace una estimación de un intervalo o margen de confianza con una determinada probabilidad.

En el caso que comentamos, ese rango se obtiene con el valor del indicador promedio, más o menos el llamado error muestral. En la Casen 2009, ese margen de error era de 0,7% que es el mismo de todas las mediciones hechas en los últimos diez años. En 2009, el porcentaje de pobres en Chile llegó a 15,1%, sumando y restando se obtiene que el rango está entre 14,4% y 15,8%, lo que demuestra que si el valor de otro año calza dentro de ese rango, no es posible afirmar que es significativamente diferente.

Por lo tanto, si en 2011 el indicador promedio de pobreza fue 14,4% significa que es erróneo afirmar que ese indicador cayó respecto a 2009. Tampoco es posible señalar que la pobreza en 2006 haya sido menor a la de 2011, pese a que fue de 13,7%. En este sentido, es lamentable que todos los personeros de gobierno hayan dicho una y otra vez que la pobreza cayó, así como también que parlamentarios de la oposición se hayan enredado en esa discusión trivial.

Es lamentable porque el resto de los resultados de la Casen son muy importantes para analizar y focalizar políticas respecto a la desigualdad de los ingresos y en otras dimensiones. La distribución del ingreso no ha cambiado, la desigualdad se mantiene relativamente, aunque crece en valores absolutos entre grupos de ingreso (deciles o quintiles).

Se dijo que la pobreza tenía rostro de niño y de mujer; yo agrego el rostro de anciana. ¿Qué hemos debatido sobre eso? Energías gastadas en lo irrelevante, porque el asunto estuvo claro desde el comienzo.

Podríamos analizar los programas más eficaces que han permitido bajar la pobreza en forma muy significativa desde 1990 a 2006. ¿Por qué la crisis de 2008 hizo subir esa tasa en 2009? ¿Por qué disminuyó luego de aumentar por efectos del terremoto? Algunas cosas están claras, otras ameritan que se evalúe el impacto de los programas, incluso terminando con los más ineficaces. Necesitamos políticas claras y focalizadas, menos programas, reconocer la importancia de incentivar el empleo femenino y atenuar su impacto en la baja de la natalidad. 
Con esto, discutir sobre porcentajes y metodologías es relevante sólo si sirve para plantear y ejecutar mejores políticas sociales.

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