Fue el último fin de semana largo. Durante esos días feriados de agosto, cuentan varios vecinos de Las Tacas, las obras del nuevo proyecto de la familia Navarro -dos edificios de cuatro pisos frente al mar, dentro del complejo habitacional y turístico de Coquimbo- siguieron en funcionamiento. Los residentes aseguran que con ello se quebró un acuerdo previo: que, por tratarse de un lugar de descanso, no se realizarían faenas durante fines de semana ni festivos. “Hay un incumplimiento de la inmobiliaria con los vecinos”, dice a DF MAS Cristián Cáceres, arquitecto y residente de Las Tacas.
Más allá del ruido y de los reclamos, hay un antecedente mayor, ocurrido un mes antes. A mediados de julio la Seremi de Vivienda y Urbanismo resolvió que el permiso de edificación otorgado por la Dirección de Obras Municipales (DOM) de Coquimbo en 2024 “no se encontraría ajustado a derecho”. En esa misma resolución instruyó a la municipalidad invalidar la autorización y paralizar las obras.
Hoy, la relación entre algunos vecinos del recinto y la familia Navarro -uno de los dueños de Las Tacas y con presencia en Sonda, Salfacorp, AFP Modelo, entre otras empresas- atraviesa un momento de tensión. La contraparte, sin embargo, lo descarta. Consultada la gerencia de Las Tacas Corp, explican que “la buena convivencia al interior del balneario es prioritaria para nosotros. Por lo mismo, además de cumplir con los requisitos legales aplicables, constantemente estamos en diálogo, considerando las observaciones y comentarios de nuestros vecinos”.
El conflicto
Hagamos un poco de historia. Las Tacas nació en los años ‘90 de la mano de la familia Cruzat, que buscaba levantar en la IV Región un proyecto turístico y de segunda vivienda. Manuel Cruzat lo planificó durante años, cuentan cercanos, inspirado en los balnearios de la Costa del Sol, en España. Pero a comienzos de la década siguiente, golpeados por problemas financieros, la propiedad comenzó a fragmentarse. Así llegó Andrés Navarro Haeussler, quien hoy concentra varios paños dentro del complejo. Para los Navarro, este negocio tenía sentido: históricamente veraneaban en la IV Región -en particular en Guanaqueros- y además mantienen otros negocios en la zona.
Bajo la dirección de Navarro, Las Tacas creció con nuevos proyectos y se consolidó como uno de los destinos turísticos más exclusivos de la Región de Coquimbo. Hoy funciona como un complejo con múltiples servicios: restoranes, tiendas, canchas deportivas, escuelas de surf, minimarkets y pescadería, entre otros. Desde que entraron, Las Tacas Corp ha obtenido un total de nueve permisos de edificación para un total de 165 departamentos.
Hace algunos años comenzó a tomar forma un proyecto de dos edificios de cuatro pisos cerca del mar. Para eso, Las Tacas Corp sostuvo reuniones con los residentes del complejo, pero algunos no estuvieron de acuerdo con la construcción de una nueva edificación. En 2022, parte de los vecinos advirtieron a la municipalidad sus reparos sobre el proyecto. En particular, solicitaron no aprobarlo sin contar previamente con estudios de especialistas. La razón: el terreno está en una zona potencialmente inundable por tsunami y, además, sobre una quebrada activa.
A pesar de los alegatos (y considerando que los Navarro sí entregaron una serie de estudios de riesgo), en 2024 obtuvieron el permiso de edificación por parte de la DOM de Coquimbo.
Con aprobación en mano, la administración del complejo, explica Cristián Cáceres, alcanzó un acuerdo con Las Tacas Corp: las faenas se realizarían de lunes a viernes, excluyendo festivos. Ese compromiso, aseguran vecinos, no se cumplió el fin de semana pasado. Por lo mismo, agrega Cáceres, ya se han presentado denuncias ante algunas autoridades, como la DOM y la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA).
La respuesta
El caso dio un giro en julio, cuando la Seremi de Vivienda y Urbanismo advirtió que el terreno del proyecto se ubica en dos zonas de riesgo: un área potencialmente inundable por tsunami y otra vinculada a la proximidad de cauces y quebradas. Esta última condición, según la propia resolución, no fue informada en el Certificado de Informaciones Previas que respaldó el permiso de edificación. Por lo mismo, la autoridad concluyó que el proyecto no se ajustaba a derecho.
Sin embargo, comentan testigos, Las Tacas Corp no fue notificada de esa resolución. Lo que sí ocurrió fue que la semana pasada recibieron un oficio de la DOM que informaba el inicio de un proceso de invalidación del permiso de edificación. Hoy aún están dentro del plazo para responder y, según conocedores, presentarán todos los antecedentes necesarios para regularizar la situación. La misma fuente agrega que no se trató de un error de la inmobiliaria, sino de la DOM, que no exigió un estudio de riesgo asociado a cuerpos de agua.
El objetivo de los vecinos, describe Cristián Cáceres, es que el proyecto ingrese al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Sin embargo, hasta ahora no hay certeza de que aquello ocurra.
Consultada la gerencia de Las Tacas Corp, estipularon que “en los más de 18 años a cargo de Las Tacas, hemos dedicado todos nuestros esfuerzos para cuidar la identidad y el entorno del balneario. Nuestro foco ha sido consolidarlo como un referente de segunda vivienda en la Región de Coquimbo y en la zona norte del país, permitiéndole a muchas familias encontrar un lugar para disfrutar”.
Además, señalan: “Con el foco de que más familias y personas que demandan ampliar su presencia en el lugar puedan disfrutar de Las Tacas, nos hemos propuesto desarrollar -en armonía con la escala, la arquitectura y la naturaleza- un proyecto que no sólo les permita continuar disfrutando de este lugar a los que ya son parte de él, sino también a nuevos propietarios que puedan aportar valor al balneario y a la región”.