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Columnistas

DF Tax | Corazón partido

Por Ignacio Gepp, socio de Puente Sur.

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 2 de octubre de 2025 a las 04:00 hrs.

A estas alturas no es exagerado admitir que cada vez que el señor Javier Etcheberry, exdirector del SII, da una entrevista, dan ganas de preparar un picoteo y aprestarse a lo que seguro será material de un thriller en Netflix.

En su primera entrevista previa a su salida, el exsheriff fiscal compartió que sus funcionarios no le hicieron caso cuando trató de arreglar su situación personal con una orden verbal a la Subdirección de Avaluaciones del SII, lo que fue desmentido por la funcionaria aludida.

De mayor impacto fue su última entrevista, donde el exdirector muestra que hay corazones que no sanan y nueva información a ser investigada, que sí debería importarnos.

En primer lugar, nos dice que no se siente confiado en la capacidad de los funcionarios del SII de mantener en reserva la información bancaria a la que tengan acceso, ya que, como él pareciera haberlo experimentado en carne propia, se producen filtraciones que más parecen ajustes de cuentas. El señor Etcheberry lo dice de una forma más elocuente aún, al señalar que tiene “(…) susto que el SII tenga acceso a la información bancaria (…)”.

Posteriormente, y en un hecho gravísimo, sincera que existe gente que accede indebidamente a los perfiles de contribuyentes, y que con esa información “(…) se acercaba a contribuyentes y les decía que le podía arreglar la situación, y la situación era que tenía una liquidación por una cantidad grande y lo sabían porque había un funcionario que se metió a mirar información que no le correspondía”. ¿Es idea mía o suena a esos cobros de dinero que se pagan por “protección”?

Lo cierto es que la gravedad de lo denunciado amerita una reacción institucional como la que tuvo el comandante en Jefe del Ejército, al llamar a aquellos funcionarios involucrados en drogas como “verdaderos traidores”. Una señal decisiva requiere un apoyo del Gobierno a la actual directora (s) porque las batallas internas son duras, pero aquí ya partimos mal.

En vez de escandalizarse con lo que describe el exdirector, el Gobierno le imputó “una falta de compromiso con la propia institución que él presidió y desconocimiento". ¿Muere piola, le dicen? ¿Qué piso político puede esperar tener la actual directora (s) cuando deba enfrentar la corrupción que describió su predecesor? No la envidio.

Pero el sinceramiento post ruptura del exdirector no terminó ahí, sino que también encontró que era un buen momento para compartir que es un viudo del sistema integrado, y que este funcionaba muy bien. El señor tiene razón, en tanto este sistema era relativamente fácil de administrar, permitía el diferimiento de impuestos con el objetivo de seguir invirtiendo, e igualaba fundamentalmente la carga tributaria de las rentas del trabajo con las rentas del capital. Básicamente, era el sistema que todo político hoy defiende en favor de las Pymes, y del que gozan la gran mayoría de los inversionistas extranjeros.

No quiero con esto decir que el sistema desintegrado sea un desastre como les gusta repetir a los enamorados del FUT. Perfectamente podría haberse diseñado un sistema desintegrado simple con una gran diferencia entre el impuesto de Primera Categoría y los impuestos finales justamente para desincentivar la distribución de utilidades en favor de la reinversión, pero nada de eso se hizo y terminamos con un semi-integrado que no le gusta a nadie y que aparte de favorecer al extranjero sobre el chileno no hace mucho más.

¿Qué podemos sacar en limpio de todas estas revelaciones?

  • La existencia de reglas que garanticen el cuidado de la información que maneja el SII no es suficiente para cautelar la misma. Se necesita fiscalizar internamente, y que los sumarios terminen en algo más que anécdotas.
  • El SII es en teoría una institución técnica que tiene un prestigio, pero que no es inmune a perderlo. Basta ver que hace sólo unos días se volvió a conocer otra filtración, esta vez en relación a un proceso de fiscalización sobre el grupo Angelini y SQM, y que a nivel de prensa da cuenta ya sea de una práctica poco elegante, o de un ajuste de cuentas contra el director de Grandes Contribuyentes. Cualquiera que sea el caso, el SII está haciendo prensa por las razones incorrectas.  
  • La información que tiene el SII puede causar mucho daño como lo vivió Etcheberry, o puede ser utilizada para profitar indebidamente de ella. La reputación histórica del SII no basta como garantía a la hora de decidir qué nivel de resguardos son suficientes.
  • Guste o no, el SII necesita acceso a más y mejor información justamente para combatir los flujos financieros ilícitos que se originan en el narcotráfico, la criminalidad y sin duda la evasión tributaria. Lo necesita tanto como una institucionalidad que resguarde los derechos de los contribuyentes acorde a tal responsabilidad que hoy parece eludir a nuestra administración tributaria.
  • Inspirado en el señor Etcheberry, hay que reconocer que es sano un mea culpa, aunque sea tardío como el suyo, para limpiar los nudos de nuestro sistema tributario.

No se trata de asumir responsabilidades, pero sí reconocer que el sistema integrado fue abusado y condenado por expertos en inflar y de desinflar registros tributarios como si fueran globos de cumpleaños y que eso no puede seguir ocurriendo; y, que lo que vino con el sistema semi-integrado fue un error que no cumple con los objetivos que había detrás de matar el hoy reivindicado FUT, y que nos merecemos sea corregido.

En todo quiebre hay lecciones, y yo espero que las revelaciones del ex director más que ser catalogadas como falta de lealtad, sean la base de los ajustes que el futuro gobierno tendrá que intentar. ¿Si no es para aprender de lo vivido, de qué sirve un corazón partido?  

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