El Estado no puede solo con las listas de espera
NICOLÁS BIRRELL Presidente de Desafío Levantemos Chile
El Ministerio de Salud anunció una inversión de $ 73 mil millones para reducir las listas de espera. Es una cifra que suena potente, pero la interrogante persiste: ¿es realmente cuestión de más plata o se trata de un sistema que se enreda en su propia ineficiencia?
Las listas de espera en el sistema de salud chileno crecen persistentemente. A diciembre de 2024, más de 2.508.227 personas esperaban una atención No GES y otras 77.107 sufrían retrasos en garantías GES. Tres meses después, en marzo de 2025, estos casos subieron a 2.685.099, con un alza de 8% interanual. Y detrás de esos números, está el dato más brutal: en 2024, más de 36.000 personas murieron esperando una atención que nunca llegó. De no creerlo.
“La colaboración pública‑privada, bien gestionada, no debilita el rol del Estado, lo fortalece, ya que permite multiplicar el impacto de los recursos públicos”.
Estas cifras nos confrontan con una verdad incómoda, las listas de espera ya no son solo un problema técnico, son una tragedia silenciosa. No es aceptable que miles de personas mueran mientras esperan una cirugía o una simple consulta. En Chile, al diagnóstico clínico habría que añadir otro factor agravante, un Estadoincapaz de responder a tiempo, que se ha convertido en uno de los principales responsables de empeorar la salud de millones de chilenos.
Y aquí aparece una certeza difícil de ignorar: el Estado, sencillamente, no se la puede solo. La salida no está en más discursos ni promesas, sino en construir un modelo real de colaboración público-privada, que supere el sistema de licitaciones actual. Así, el Estado aporta con sus recursos y red asistencial; y la sociedad civil con su capacidad de gestión ágil, presencia en terreno y operación descentralizada. No estamos hablando de teoría. Entre los ejemplos destaca el plan con la Clínica Alemana, que desde 2019 nos ha permitido atender a más de 5.000 personas de las listas de espera en prótesis de cadera, imagenología y epilepsia refractaria.
La potencia de estas alianzas radica en que ofrecen una solución complementaria y efectiva a la saturación del sistema público. Al sumar infraestructura, personal y experiencia de clínicas y organizaciones privadas, se logra atender a miles de personas que llevan años esperando, liberando capacidad en hospitales para enfocarse en los casos más complejos y urgentes. El impacto reduce tiempos de atención y disminuye costos indirectos asociados a hospitalizaciones evitables, complicaciones y pérdida de productividad. La colaboración pública‑privada, bien gestionada, no debilita el rol del Estado, lo fortalece, ya que permite multiplicar el impacto de los recursos públicos y llegar a más personas en menos tiempo.
La cooperación entre el Ministerio de Salud, la sociedad civil y las redes asistenciales es una urgencia, que permitiría que cada peso invertido se convierta en atención real y no en más papeles acumulados. La salud de los chilenos debe descansar en nuestra capacidad colectiva de trabajar unidos, porque lo que está en juego son vidas.