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El trabajo remoto, los problemas de una bendición

Anna Gretchina, ingeniera civil industrial UDD, #SoyPromociona

Por: Anna Gretchina, ingeniera civil industrial UDD, #SoyPromociona | Publicado: Jueves 11 de noviembre de 2021 a las 18:02 hrs.
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Anna Gretchina, ingeniera civil industrial UDD, #SoyPromociona

A poco de cumplir dos años del comienzo de la pandemia sabemos que algunas cosas llegaron para quedarse y, si bien se originaron en época de crisis, hoy deben ser reanalizadas para convertirse en una nueva normalidad, sostenible en el largo plazo.

El teletrabajo es claramente uno de los ejemplos. Los proyectos piloto, que algunas organizaciones, tímidamente, iniciaban hace un tiempo atrás, quedaron sepultados en algún cajón o permanentemente olvidados en la carpeta "Documentos Antiguos". Los resultados, a pesar del escepticismo inicial, han sido buenos. ¡Parece que al menos una cosa positiva sacamos de la pandemia!

No tan rápido. El estudio anual de McKinsey & Co. y LeanIn.Org muestra que el 42% de las mujeres experimentan el "burnout" o el agotamiento en el 2021, incluso mayor que en el 2020. Algunas de las razones están justamente en el trabajo remoto.

Pero, ¿no se supone que el trabajo remoto iba a mejorar el balance y la calidad de vida de los empleados? ¿Qué pasó entonces? ¿Por qué un porcentaje importante se siente más agotado al trabajar desde la casa?

Una interpretación es que es algo temporal e incrementado por la pandemia y el ambiente socioeconómico y político que vivimos. Creo que sí, las preocupaciones externas son un factor importante, pero no explica del todo el efecto. Al mezclar los espacios personales y profesionales hemos borrado la delgada línea que entendíamos por el "equilibrio vida – trabajo". Ahora todo sucede al mismo tiempo y en el mismo lugar, todo tiene prioridad y requiere de habilidades excepcionales de malabarismo para mantenerse a flote.

Algunas teorías antiguas indicaban que el equilibrio perfecto se logra con 8 horas de trabajo, 8 horas para actividades personales y familiares y 8 horas de sueño. Idílico y absolutamente imposible en espacios tan entrelazados. ¿Cómo entonces recuperamos el equilibrio y nos adaptamos a la nueva realidad?

En primer lugar, creo que es importante redefinir el concepto del equilibrio. No podemos pretender mantener siempre el balance y hay que estar preparados para un cambio de planes inesperado. La relación vida – trabajo es más una negociación que equilibrio, en la que gestionamos diariamente las prioridades y tenemos que tomar decisiones.

Pero para tener una negociación se requieren contrapartes válidas y dispuestas a reconocer el nuevo escenario, y aquí entran todos los demás aspectos de la vida – trabajo.

Las empresas tienen un rol fundamental en definir herramientas efectivas para permitir la compatibilización de vida – trabajo en ambientes remotos, incluyendo el enfocarse en la productividad y no en las horas trabajadas, considerar por igual a las personas para las promociones, ya sea que trabajen desde la casa o en la oficina y, definir claramente las expectativas del trabajo remoto.

El apoyo familiar y adecuada distribución de tareas en el hogar es importante para facilitar el balance y reducir el "burnout". De acuerdo al estudio de McKinsey & Co, mas del 70% de los hombres consideran que han compartido por igual las tareas de la casa durante la crisis del COVID-19, pero sólo el 44% de las mujeres están de acuerdo. Esto demuestra un problema en la comunicación de las expectativas, que cada uno debe reconocer y trabajar para mejorar la calidad de vida en el nuevo ambiente.

Los establecimientos educacionales también cumplen un rol fundamental en el balance, aún cuando su rol es menos mencionado. En muchas ocasiones, la planificación de las actividades de los niños y las tareas parecen tener por supuesto que hay un adulto después del horario de clases cuya única dedicación son los niños. Una planificación anticipada que permita una mejor programación, reduciendo las sorpresas de ultima hora es fundamental.

Los cambios legislativos, especialmente en aspectos relacionados al cuidado infantil, también deben cuidar de no perjudicar a las personas que tomaron la decisión de trabajo remoto versus el presencial o viceversa.

Y por supuesto lo más importante es que cada uno pueda reconocer a tiempo los síntomas del burnout y pedir el apoyo necesario, darse los espacios, apoyarse y apoyar a los demás en el proceso.

El trabajo remoto es una espada de doble filo. Es a la vez una bendición, que la mayoría no devolverá voluntariamente, y un problema que enfrentamos de golpe y sin mucha preparación. Lo cierto es que esta nueva forma de trabajar llegó para quedarse y las decisiones que tomen ahora la sociedad, las empresas y entidades gubernamentales tendrán consecuencias mucho mas allá de la pandemia e influirán en el balance y la calidad de vida de las personas en el futuro.

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