El Trump Shock: bienvenidos al Turnberry System
MATÍAS PINTO PIMENTEL Partner GeoGiG Consulting
El 15 de agosto se cumplen 54 años del llamado “Nixon Shock”, el día en que Estados Unidos decidió romper con la convertibilidad del dólar en oro —base del sistema de Bretton Woods— y aplicar un arancel del 10% a todas las importaciones, con el objetivo de proteger su balanza de pagos. El mensaje fue inequívoco: el multilateralismo tenía un límite, y ese límite era el interés nacional.
Dicen que la historia no se repite, pero rima. Medio siglo después, tenemos el “Trump Shock”. En Turnberry, Escocia, nació una nueva arquitectura global, que no es un nuevo tratado multilateral ni una versión reformada de la OMC, sino una red de acuerdos bilaterales, compromisos a nivel de ejecutivos y acciones unilaterales, todos justificados bajo el paraguas —o la excusa— de la seguridad nacional. Ya se le conoce como el Turnberry System.
“El Turnberry System busca reducir el déficit comercial, reindustrializar EEUU y asegurar el control sobre cadenas de suministro estratégicas”.
El Turnberry System, según lo explicó sin ambigüedades el propio Representante de Comercio de EEUU., busca reducir el déficit comercial, reindustrializar EEUU y asegurar el control sobre cadenas de suministro estratégicas, aunque para ello “se deban ignorar principios fundamentales del comercio internacional”.
En este nuevo orden, EEUU fue claro: no dependerá del cobre extranjero, ni refinado ni de ningún tipo, provenga de Chile o de cualquier otro país. Se aumentará la producción interna y, si es necesario, se aplicarán aranceles para protegerla. Además, el acceso al mercado norteamericano tendrá un precio: 10% si se tiene déficit con EEUU, sino entre 15% y 50%, dependiendo de la negociación bilateral.
En Santiago, predominó un cierto alivio, como si la amenaza no fuera tan grave. Podría haber sido peor. Pero ese alivio es momentáneo. El mercado de los commodities no será el mismo en los próximos años. Estará fuertemente intervenido por los Estados, ya sea de forma directa o indirecta. ¿Podemos competir así? ¿Tenemos en esta arquitectura normas internacionales a las cuales recurrir? Como si fuera poco, el Turnberry System viene acompañado de una depreciación importante del dólar para ganar competitividad.
¿Qué viene ahora? La incertidumbre será aún mayor. Se deberán poner por escrito los detalles de estos “acuerdos de servilleta” y ya existen diferencias en el entendimiento de lo que se acordó.
Una luz de esperanza es que la institucionalidad estadounidense funcione; y que el fallo de la Corte de Apelaciones de EEUU ratifique lo resuelto en primera instancia, es decir, que estas medidas son ilegales. Si eso ocurre —a mi entender altamente probable—, en palabras del propio Trump, podría ser “devastador”. Sin embargo, esto no elimina la posibilidad de que se busquen otras vías jurídicas -aunque estas serán más limitadas que las actuales-, lo que probablemente mantendrá o incluso aumentará la incertidumbre.
Así que como dije en una columna anterior, a abrocharse los cinturones que esto recién comienza.