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Fernando Barros

ONU: dilema chauvinista

FERNANDO BARROS TOCORNAL Abogado

Por: Fernando Barros

Publicado: Viernes 3 de octubre de 2025 a las 04:03 hrs.

Fernando Barros

Fernando Barros

Tras un precipitado lanzamiento de la candidatura de la exPresidenta Michelle Bachelet a la Secretaria General de la ONU por parte del Presidente Boric en la asamblea general de ese organismo, que causó sorpresa y malestar en diversos círculos políticos y diplomáticos por lo inconsulto y amateur del camino seguido, se ha pretendido asociar esa candidatura a un obligatorio compromiso de país y motivo de orgullo nacional.

La ONU es una instancia política que busca generar las condiciones adecuadas para la democracia, el respeto de los DDHH, el desarrollo económico entre los países miembros y la paz mundial, para lo cual cuenta con billonarios recursos y una burocracia de decenas de miles de privilegiados funcionarios.

“Bachelet es la candidata del Chile de la Nueva Mayoría y del Gobierno del Frente Amplio, de la destructora reforma educacional, la ideologizada reforma tributaria que frenó la inversión a niveles incluso más bajos que los de la UP”.

Al aventurarse con la candidatura de Bachelet como una iniciativa propia y exclusiva de su Gobierno, el Presidente optó por hacer valer lo que ella representa para la coalición gobernante y renunció a que fuera un proyecto país.

Así, Bachelet es la candidata del Chile de la Nueva Mayoría y del Gobierno del Frente Amplio, de la destructora reforma educacional, la ideologizada reforma tributaria que frenó la inversión a niveles incluso más bajos que los que se sufrieron durante la Unidad Popular, a la declarada admiradora del dictador Castro y silente frente a la opresión cubana, a la reedición del proyecto de Constitución que rechazó el 62% de los chilenos, que ella llamó a apoyar por representar su sueño de país.

No se trata de una poetisa, una deportista, un músico o un científico chileno que aspira a un reconocimiento por su creación o logros, ni de un héroe que sacó adelante su país y supo liderarlo en la adversidad y que debemos apoyar en su ámbito propio, con prescindencia de sus opciones políticas u otras.

No, se nos pide apoyar a una personalidad política local, como reconocimiento a su trayectoria política, y esa historia es una de compromiso e idolatría con el comunismo alemán, con el muro de Berlín y el estado opresor. Nada de liderazgo de estadista. Para muchos está muy presente su silencio cómplice ante el caos bolchevique del alzamiento octubrista y su aquiescencia ante el intento de derrocar un gobierno democrático por parte de su sector.

La revisión de su trayectoria política de décadas, nos muestran a una persona que, si bien en lo humano se ha mostrado cercana y gentil y que merece todo nuestro respeto, no son esos aspectos los que debemos evaluar para decidir si apoyar, sino definir si nos representa como chilenos y la apoyamos, en cuanto dirigente político, para la dirección de la ONU.

El cariño por nuestra patria no debe confundirse con un patriotismo o nacionalismo extremo, ya que el juicio a dar es si la exPresidenta Bachelet encarna los valores chilenos mayoritarios en su ámbito, esto es, en el manejo del arte de gobernar que mostró como autoridad política nacional, y si su paso por la más alta investidura de Chile lo fue a un nivel que la convierta en la candidata más adecuada para dirigir una instancia política internacional que hoy requiere un liderazgo refundacional.

Como la obra por la que se le conoce es la política que conocimos, en ese ámbito no la recomiendo y voto que no.

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