El banco de los BRICS en Brasil
Sólo un par de días después que termine el Campeonato Mundial de Fútbol en Brasil...
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Fernando Reyes Matta
Sólo un par de días después que termine el Campeonato Mundial de Fútbol en Brasil, ese país será sede de otro gran evento, tal vez más lejano de la atención popular, pero quizás más significativo en el largo plazo: la creación por parte de los BRICS de su propio banco de desarrollo.
Estos cinco países -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-, que al comienzo sólo fueron cuatro gestando la sigla BRIC, tendrán ahora su sexta reunión cumbre. Medios internacionales de alta influencia político financiera piensan que de allí no saldrá mucho porque, si bien sus miembros disponen de los fondos para respaldar la idea –especialmente China y Rusia-, no será fácil definir los métodos de trabajo de la entidad.
Pero los BRICS subrayan que la idea fue aprobada sólo en la última cumbre, en marzo de 2013, y ahora, tras los complejos trabajos a nivel técnico, llegó la hora de consolidar la creación del banco y definir cuál será su fondo inicial. Se habla de US$ 50 mil millones para el despegue, pero aún no se sabe cuáles serán los aportes de cada país y si el monto base sólo será de US$ 10 mil millones.
¿Hacia dónde se dirigirán los recursos? El principal objetivo, señalan los avances técnicos, será financiar infraestructuras, caminos, represas, puertos. Una meta de desarrollo necesaria para los países receptores, pero también para las estrategias de abastecimientos y movilidad comercial con la cual estos países -especialmente China- impulsarán sus economías en el siglo 21. En todo caso, el Banco de Desarrollo BRICS deberá tener una estrategia de crecimiento rápido si quiere influir realmente en un nuevo diseño del sistema financiero mundial.
Porque esa es la cuestión de fondo: aquí hay una articulación que se salta los mecanismos financieros encuadrados en regiones (por ejemplo, Banco Interamericano de Desarrollo; Banco Europeo de Inversiones), para tomar y formar otros mapas. Es evidente que desean sobrepasar el orden nacido en los Acuerdos de Bretton Wood, de donde salieron el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, porque allí se sienten precariamente representados.
Está claro que esta cita de los BRICS y su entorno es un ejemplo típico de la necesidad que tiene Chile de trabajar mucho más en la prospectiva. Hay que estudiar el futuro, ver las alternativas que están emergiendo y que serán determinantes en nuestro desarrollo a largo plazo. ¿Qué significa, por ejemplo, la invitación de Rusia a Argentina para que concurra como invitada especial a esta cumbre? Si se sigue el itinerario de Sudáfrica (primero invitación, luego incorporación) es un dato a tener en cuenta. Una Argentina que, además, recibirá la visita oficial del presidente de China, Xi Jinping, tejiendo lazos a largo plazo más allá de las duras dificultades que hoy viven los argentinos con su deuda.
La presencia de los líderes de Rusia y China por esta región del mundo cabe observarla con especial interés. Hemos dicho que nuestra política exterior prioriza los vínculos con América Latina y que en ello no cabe dividir la región en bloques contrapuestos (por eso lo planteado por Chile en la cita de la Alianza del Pacífico en México). Pero a la vez, debemos saber entender los movimientos que dentro de este escenario -vecino y prioritario- están ocurriendo; cómo se tejen nuevos vínculos con aquellas potencias antes lejanas y hoy cercanas.
Brasil y China tendrán su Cumbre con CELAC, hoy conducida por los mandatarios de Cuba, Ecuador, Costa Rica y el representante del Caribe. No se excluye que otros gobernantes también pudieran ser invitados. ¿Qué proyecciones saldrán de allí? ¿Qué nos dice a los tres miembros latinoamericanos de APEC, Chile, Perú y México, llamados a reunirse con China en noviembre allá en Beijing? Son tres países que, al mismo tiempo, tienen lazos especiales con Estados Unidos, determinados, entre otras cosas, por sus Tratados de Libre Comercio con esa potencia mundial.
Cabe enfatizarlo: los tiempos reclaman ser muy perceptivos de cómo viene el futuro.