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Fin del Binominal: ME-O, el gran ganador

Pablo Longueira

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Pablo Longueira

La semana pasada el Senado -ratificando lo aprobado por la Cámara- terminó con el sistema electoral mayoritario en que se elegían 2 diputados por distrito e igual número de senadores por circunscripción.
Los cambios más relevantes son el aumento de 120 a 155 diputados, elegidos en 28 distritos -antes había 60-, con entre 3 y 8 representantes, según sus tamaños. El Senado aumenta de 38 a 50 integrantes, pasando de 19 a 15 circunscripciones, una por región, nominando entre 2 a 5 senadores, de acuerdo al tamaño.

Que el gobierno construyera los distritos y circunscripciones, así como también el numero de congresistas a elegir por zona, según más le convenía, no debe extrañar. Lo que sí sorprende es que, necesitando los votos de legisladores que fueron electos por la Alianza, los obtenga. Ello, cuando una simple mirada revela que ello significará más legisladores para la Nueva Mayoría.

Para determinar los parlamentarios electos se aplica el método D´Hondt, que reparte proporcionalmente los votos por lista. En resumen, pasamos de un sistema mayoritario a uno proporcional. Tal vez debiéramos haber transitado a uno uninominal. Son más propios en los países anglosajones, pero fortalecen la democracia en torno a dos grandes bloques, evitando la fragmentación partidista, que entraba la gobernabilidad.

Los sistemas electorales están clasificados en dos tipos. Los mayoritarios y los proporcionales. Los primeros se caracterizan por contribuir mejor a la gobernabilidad, pero tienen una menor representatividad. Los uninominales, por ejemplo, eligen un representante por zona electoral: con el 50% más un voto se queda con el 100% de la representación popular. Los proporcionales debilitan la gobernabilidad, pero tienen mejor representatividad.

Para Chile es incomparablemente mejor un sistema mayoritario. Temo que el tiempo demostrará que los 25 mejores años de nuestra democracia, que han generado el mayor éxito económico y social de Chile, estaban estrechamente ligados a un sistema mayoritario. A su alero se consolidaron dos grandes coaliciones, lo que fomentó la política de los grandes acuerdos en nuestro país.

Lamentablemente, en el largo plazo iremos transitando hacia un multipartidismo que se fundamenta más en caudillismos y personalismo -propios de Latinoamérica- que en las ideas. Abre más espacio al populismo y la demagogia, que a la consolidación de dos grandes bloques que se alternan en democracia. Los partidos pequeños tendrán cuotas de poder mucho mayor que lo que verdaderamente representan.

No es del caso analizar en esta columna lo que ocurrió con los políticos que abandonaron partidos sólidos y tradicionales –en su inmensa mayoría por razones personales-, para crear nuevas tiendas, con un sistema mayoritario como el binominal. Lo que sí está claro es que prácticamente todos fracasaron. Desaparecieron o debieron volver a sus raíces, pero ninguno logró debilitar a los dos grandes bloques -la Concertación y la Alianza- que, tras cinco gobiernos, lograron transitar ejemplarmente a la democracia y progresar económica y socialmente como nunca en nuestra historia.

Los efectos para las próximos comicios parlamentarios y presidenciales serán diversos.

La Alianza verá disminuido su peso específico en el Parlamento, principalmente por dos razones. La primera, los distritos y el número de legisladores a elegir, ya que el gobierno hizo un traje a su medida. La segunda es que es difícil que la centroderecha logre llenar todos los cupos con buenos candidatos. Este es un efecto muy importante, porque en la NM sobran los candidatos para llenar los cupos.

Para la presidencial, el gran ganador es ME-O.

Tal como he comentado en otras columnas, lo único que falta despejar para el 2017 es qué ocurrirá con Marco. ¿Entra o no a la NM? Puede entrar por la ventana, fusionando el PRO con el MAS. ¿Lo dejarán participar en la primaria? El problema es que se las va a ganar y se quedará con la NM. Y, si no lo dejan entrar, después del cambio del sistema electoral, a diferencia de las dos últimas elecciones con un sistema mayoritario como el binominal, ahora puede amenazar parando una lista parlamentaria donde podría obtener una muy buena representación a costa de la NM.

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