Luego de pasar varios días en Lima y sus alrededores reuniéndome con diversos actores del mercado inmobiliario y empresarial, quedé sorprendido de la "sensación térmica" con que los limeños viven. Sorprende y revitaliza al contrastarla con la "sensación térmica" chilena.
En Perú viven 32 millones de personas y sólo en Lima hay casi un tercio de ellas, lo que pone a la capital entre las ciudades menos densas del mundo. En términos de empleo, llega a tasas del 94% en Lima: el 50% trabaja en el sector servicios y cerca del 70% de la población no está bancarizada. En infraestructura están al debe y muchos de sus problemas aquí son los mismos de Chile hace 15 años.
El consumo podría cerrar el año con tasas de crecimiento del 6% y se proyecta la apertura de 16 centros comerciales entre este año y el 2018, totalizando una inversión de US$ 395 millones.
Mayor acceso al financiamiento, buenas perspectivas de crecimiento y una alta demanda son parte de las fuerzas que están movilizando su mercado, sobre todo el de viviendas. De hecho, la Cámara Peruana de la Construcción estima que las ventas inmobiliarias este 2016 podrían crecer en torno al 20% en Lima. Pero las expectativas de los consumidores y la aprobación presidencial de los empresarios marcan la pauta: PPK tiene un 64% de aprobación y el optimismo de los limeños está en su nivel más alto de los últimos 18 meses. Las estimaciones de crecimiento están al mismo nivel que el 2013.
Sumemos, entre varios cambios pro inversión, la disminución del IVA, el beneficio de poder usar el 25% del fondo de la AFP como garantía al pago inicial de un crédito hipotecario, los bonos de construcción por conservar parte del patrimonio histórico y los fideicomisos que otorgarán garantías sobre los inmuebles y confianza a los consumidores por el uso de los recursos.
Hay claramente una oportunidad de materializar inversiones y desarrollar negocios en Perú. Pero no sólo eso. También está la posibilidad de compartir conocimiento, buenas prácticas, traspasar culturas y poder contribuir desde acá con las buenas iniciativas que permitieron que Chile creciera. Existen tremendas oportunidades para movilizar inversiones desde Chile hacia Perú en un horizonte de cinco años. Allá lo que siente es una fuerza, tal vez heredada de sus antepasados, por seguir buscando el camino de la prosperidad y el progreso.