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Columnistas

Impuesto negativo: ¿una política transversal para reducir la desigualdad?

HUGO HURTADO Socio de Deloitte

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 27 de agosto de 2025 a las 04:00 hrs.

La pasada semana se conocieron los programas de los candidatos que lideran las encuestas para las próximas elecciones presidenciales: José Antonio Kast, Jeannette Jara y Evelyn Matthei. En los tres destaca un fuerte foco en crecimiento económico, la eliminación de planes mal evaluados y la reasignación de fondos mediante transferencias directas o la creación de un impuesto negativo que, además, incentiva la formalización. Este foco normalmente vinculado más a la derecha y centro derecha está encontrando espacio en la izquierda, dado la data empírica que la respalda y la búsqueda de un acercamiento mayor al centro.

Según Horizontal, think tank que apoya a la candidata Evelyn Matthei, en 2023 ya proponían una transferencia directa de hasta $ 95.000 mensuales de forma decreciente para rentas brutas de hasta $ 850.000, con un costo neto de 0,8% del PIB anual, cifra inferior al 1,8% del PIB que se destina a programas sociales mal evaluados.

“En el caso de Jeannette Jara resta ver si se trata de una propuesta en la cual realmente cree la candidata y si podrá imponer esta visión técnica al sector más duro de la izquierda, ávida de generar más programas de asistencia social”.

En la misma línea el programa del candadito José Antonio Kast propone reorganizar programas sociales hacia un impuesto negativo o transferencias directas focalizadas para trabajadores formales hasta cierto nivel de ingreso para “complementar su sueldo y permitirles alcanzar un ingreso mejor”.

Donde el tema se pone interesante es en el caso de Jeanette Jara, quien ha señalado en su plan de gobierno que el ingreso mínimo propuesto de $ 750.000 comprende no solo el salario de cargo del empleador, sino también transferencias directas que el Estado puede realizar para alcanzar esa cifra. Ante esto, resta ver si esta es una propuesta en la cual realmente cree la candidata y si podrá imponer esta visión técnica al sector más duro de la izquierda, ávida de generar más programas de asistencia social.

Más allá de diferencias menores en su implementación, es una política que ha sido respaldada por economistas y centros de pensamiento de diversas orientaciones y experiencias internacionales, y su transversalidad es clave para mantenerla en el largo plazo. En países como Estados Unidos se aplica el Earned Income Tax Credit (EITC) desde los años ‘70, con apoyo tanto de demócratas como de republicanos. Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Irlanda también tienen un sistema de transferencias negativas y/o de impuestos negativos. El caso de Irlanda es conocido por su fuerte reducción de la desigualdad, explicando las transferencias directas tres cuartas partes de la mejora en su coeficiente de Gini, según la OCDE.

Dado que la implementación de esta política necesitaría de la promulgación de una ley (o probablemente más de una), el respaldo que dicha norma puede tener en el Congreso es clave, ya que requiere del consenso de distintos sectores políticos. En este caso, el liderazgo de los candidatos presidenciales para alinear a sus parlamentarios es esencial para que esta medida, con un amplio respaldo técnico, también lo tenga desde el punto de vista político.

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