India necesita cobre y Chile, crecer: es hora de actuar
JUAN IGNACIO DÍAZ Presidente y CEO dE International Copper Association (ICA)
India ya no es solo una promesa lejana, sino una potencia en construcción. Sus ciudades se expanden, millones de personas acceden cada año a la clase media y la digitalización acelera la transformación de su economía. En sus calles conviven los rickshaws tradicionales con autos eléctricos, mientras la energía solar ilumina pueblos que antes vivían a oscuras. Detrás de cada uno de esos cambios, está el cobre.
En el año fiscal terminado en marzo de 2025, India importó 1,2 millón de toneladas de cobre refinado, un 4 % más que en 2024. Y es apenas el inicio. Las proyecciones indican que su consumo alcanzará 3,3 millones de toneladas en 2030 y 9 millones en 2047. Para dimensionar la magnitud, basta pensar que en menos de 25 años el país multiplicará casi por ocho su necesidad de este metal.
“Empresas chilenas han comenzado a firmar acuerdos para abastecer nuevas fundiciones en India. Son los primeros pasos de lo que puede convertirse en una relación estratégica duradera. La clave es construir confianza”.
El dato de consumo per cápita lo revela con mayor claridad: hoy India usa solo 0,6 kg de cobre por persona, frente a los 5,9 kg de Estados Unidos y los 10,7 kg de China. Con una demanda que crece al 7 % anual, India está camino a convertirse en el segundo mayor consumidor mundial antes de 2030. Sectores como la energía limpia, la movilidad eléctrica y la infraestructura urbana son los motores de este salto.
Entre 2025 y 2035, el cobre usado en infraestructura pasará de 396 mil a 927 mil toneladas, y en energías limpias de 111 mil a 271 mil. A eso se suman las telecomunicaciones, el transporte y la manufactura, todos ávidos de este insumo esencial. La pregunta es: ¿estamos en Chile preparados para responder a esta demanda?
Chile no solo tiene reservas, tiene también una historia que lo respalda como líder mundial. En 2024 produjo 5,5 millones de toneladas, equivalentes al 23,6 % de la producción global. Las proyecciones para 2030 estiman entre 5,8 y 6,8 millones, siempre que logremos ejecutar nuevos proyectos y superar trabas que frenan la producción.
Por otra parte, contamos con inversiones proyectadas por US$ 83 mil millones para 2025-2033. Pero la inversión, por sí sola, no alcanza: si no aceleramos la tramitación de permisos, mejoramos la productividad y reducimos los costos estructurales, la capacidad de crecer quedará limitada. Estas inversiones deben ir acompañadas de decisión política, de colaboración público-privada y de una mirada estratégica de largo plazo. Porque producir más cobre no es solo una meta sectorial: es una necesidad nacional.
La oportunidad ya está tomando forma. Empresas chilenas han comenzado a firmar acuerdos para abastecer nuevas fundiciones en India. Son los primeros pasos de lo que puede convertirse en una relación estratégica duradera. Y aquí está la clave: no se trata únicamente de exportar un mineral, sino de construir alianzas de confianza que unan a dos países en torno a un objetivo común: crecer y desarrollarse en conjunto.
India crece y necesita cobre. Chile tiene cobre y necesita crecer. Esta coincidencia histórica no se repetirá muchas veces. Si actuamos con visión y rapidez, seremos parte del futuro de una de las economías más dinámicas del planeta. Si dudamos, otros ocuparán ese lugar. La decisión está en nuestras manos. Es el momento de actuar.