Tirón de orejas a los candidatos
JORGE SAHD K. Director Centro de Estudios Internacionales UC
Una cosa es que la política exterior mueva pocos votos, pero otra es que quede invisible en una campaña presidencial. Eso es lo que estamos viendo en las elecciones actuales. Pocas líneas en las bases programáticas e incluso ausencia total en algunos casos.
¿El poco peso electoral justifica esta ausencia casi total de la política exterior en las propuestas presidenciales? Definitivamente, no. Y las razones son variadas.
“¿El poco peso electoral justifica esta ausencia casi total de la política exterior en las propuestas presidenciales? Definitivamente, no”.
La primera es coyuntural. Chile enfrenta con Estados Unidos su negociación más importante en 20 años desde el TLC, cuyo proceso continuará con el próximo Gobierno y donde los efectos para el país serán duraderos en sectores como el agrícola, minero o forestal. ¿Cómo se definen los candidatos ante las nuevas nuevas reglas del juego de EEUU en materia comercial? ¿Cuáles son sus visiones o ideas para enfrentar un posible arancel al cobre en los próximos años, como lo ha propuesto el Departamento de Comercio? Poco y nada sabemos.
La segunda razón es estratégica. China y Estados Unidos están enfrentados y su rivalidad tarde o temprano tocará la puerta. ¿Cómo se posiciona el país ante sus dos principales socios comerciales: neutralidad a toda prueba o limitaciones por razones de seguridad nacional? ¿Hay alguna idea de cuáles serían los sectores estratégicos más vulnerables? ¿Existe alguna visión sobre dónde, cómo y cuándo debe diversificarse nuestro país hacia nuevos mercados? Según McKinsey, en un escenario de fragmentación comercial, el mundo podría perder cerca del 25% del mayor valor en intercambio comercial en 10 años, hecho que debiera mirar un país abierto al mundo como Chile.
El tercer motivo es de oportunidad. Chile es una potencia minera con una abundante cantidad de minerales críticos para el desarrollo. Tenemos cobre, litio, tierras raras, entre otros, que están en el centro de la disputa global. La transición energética, la electromovilidad o la alta tecnología militar requieren estos recursos estratégicos y la carrera por asegurar cadenas de suministros confliables será cada vez mayor ¿Cómo se posiciona Chile como un país central en esta competencia? ¿Ante un escenario de riesgo de abastecimiento para países como Estados Unidos, qué puede ofrecer Chile? Ignorar este debate en campaña es dejar fuera un tema que definirá buena parte de nuestro desarrollo en las próximas décadas.
Por último, hay una razón vecinal y de problemas comunes a nivel regional. América Latina atraviesa un ciclo de cambios políticos y Chile debe mirar cómo se inserta en el mapa. La elección en Bolivia puede abrir una ventana de oportunidad para recomponer una relación históricamente marcada por tensiones; Perú va a las urnas a comienzos del próximo año y Milei en Argentina enfrentará, probablemente, su año más complejo el 2026. Si sumamos problemas compartidos a nivel latinomericano, como el crimen organizado o la migración masiva, queda claro que no basta con un enfoque local, sino que es fundamental una mayor coordinación regional.
Una cosa es que la política exterior no incline la balanza electoral. Otra, muy distinta, es que los candidatos la omitan casi por completo, como si fuera un accesorio prescindible. El mundo no va a esperar a Chile y el margen de improvisación será acotado. La ausencia de la política exterior es un tirón de orejas para los candidatos, porque aunque no dé votos en el corto plazo, sí dará beneficios a Chile en el largo.