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La desigualdad no es culpa de la educación superior privada

Maruzzella Rossi

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Maruzzella Rossi

Como la educación es el único mecanismo que permite y facilita la ‘movilidad social’, esto es, la posibilidad del ascenso de personas y grupos que se encuentran en los niveles inferiores de la escala social, es muy importante como país, ponerse de acuerdo y comprometerse con este tema.

Por todos es sabido que la ignorancia o desconocimiento produce barreras de acercamiento y entendimiento entre las personas. Estamos hablando de prejuicios bi direccionales, es por eso que todos saldríamos beneficiados si logramos hacerla más accesible para todos, ya que unos aprenderían de otros y viceversa y así se involucrarían y no tendríamos esta segregación por quien no se ve como “par”.

También es sabido que actualmente Chile es uno de los países cuyo sistema escolar, es de los más segregados socialmente, pero “no así en el sistema universitario”, por lo tanto debemos reconocer que las instituciones de educación superior privada han logrado que más estudiantes puedan acceder a la educación superior.

Los egresados de estas universidades, sin duda obtienen ingresos superiores a los que tendrían al no acceder a educación superior y profesional, de manera que si la desigualdad y la brecha social han aumentado en el país, no es precisamente atribuible a la educación superior privada, sino más bien, a la educación desde los inicios, pre básica, básica y media, que sí segmenta y limita el acceso a una educación de calidad según estrato social.

Digo esto porque uno de los puntos de mayor discordia en la Reforma Educacional es la gratuidad universal en las universidades, factor que a mi juicio si no es bien administrado podría justamente atentar contra la calidad de la educación, y contra el alumno que realmente se esfuerza, haciendo propicio el escenario para el “eterno estudiante”.

Reitero que son las instituciones de educación superior–acreditadas- las que han contribuido a reducir y eliminar las brechas sociales entregando educación de calidad para quienes no tenían acceso a universidades estatales.

Si bien la educación es un derecho, la calidad, también lo es. Ojalá que quienes estudian la Reforma lo tengan más que claro, y no vaya a pasar que en la realidad, la bandera de la gratuidad universal atente contra el ascenso social, las oportunidades y todo lo que se ha venido construyendo en la educación superior.

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