Columnistas

La transparencia en negocios paga

Juan Cristóbal Portales Director Magíster Comunicación Estratégica en Universidad Adolfo Ibáñez

  • T+
  • T-

Compartir

Los escándalos que golpean a parte de la elite chilena han contribuido a erosionar la credibilidad en nuestras instituciones políticas y empresariales. Y en todos los casos conocidos –que han perjudicado el ecosistema político, social y empresarial- hay denominadores comunes. Primero, una concepción poco estratégica de ciudadanía y públicos objetivos. Olvidan que hoy ellos son demandantes, informados y deben ser fidelizados mirando el largo plazo, a través de una oferta de calidad y una comunicación permanente. Segundo, entienden la comunicación como un elemento disociado de la definición de negocio, como herramientas de RRPP y marketing, funcionales y en oposición a la construcción de una marca y reputación sólidas. Y tercero, olvidan que la reputación es una representación mental duradera de las personas, respecto de las acciones pasadas y futuras esperadas de una organización, con dos requisitos: la legitimidad y la transparencia.


Es importante para las empresas ser cuidadosas, por el riesgo asociado de obtener una mala valoración-reputación en el tiempo, pero además porque una falta de transparencia puede afectar su capacidad para generar valor económico agregado (EVA). Esta es una medida de creación de valor, que compara la rentabilidad obtenida por una empresa en relación al nivel de riesgo que se estaba corriendo al invertir (una compañía podría perfectamente mostrar números azules y repartir dividendos, pero al mismo tiempo destruir valor al obtener rendimientos de inversión por debajo de su costo de capital (García-Serna (2009)). De acuerdo con la Securities and Exchange Commission (SEC), citada por Goldberg-Javkin (2002), existe evidencia respecto de una relación favorable entre acciones de transparencia (como parte de un sistema estructurado de revelación de información), con un aumento de la capacidad de la organización para generar EVA (toda vez que reduciría el costo de capital para los emisores de títulos valores al promover una mayor confianza en los inversionistas). Por su parte, Méndez-Beltrán y Peralta-Borray (2014) encuentran una relación más específica entre las acciones de transparencia de una empresa, dirigidas a grupos de socios, accionistas, posibles inversores y proveedores (entendidas como acciones de RSE), con la generación de EVA.


En el informe de Chile Transparente de noviembre de 2014 el conjunto de empresas que obtienen la peor evaluación (bajo 5,0 en una escala de 1-10) en cuanto a información sobre programas anticorrupción, difusión de actividades (a través de Memorias Anuales o Estados Financieros) y transparencia organizacional, registran de forma agregada un EVA negativo en 2014 (-21,2%). Al revés, quienes mejor puntuaron (sobre 5), coinciden con aquellas que -de acuerdo al estudio de Revista Capital y Santander GBM- destacaron en el top de creación de valor durante 2014 (EVA agregado de 3,7%), como CCU (4,9%), Enersis (1,4%), Embotelladora Andina (1,0%) o AES Gener (0,8%).


Vale la pena entonces que nuestros empresarios consideren la transparencia como valor fundamental de la gestión y de la comunicación. No sólo porque aparentemente paga. Más importante, porque puede garantizar la sostenibilidad de una empresa en el largo plazo.


* Coautor de esta columna es Matías Braun, profesor de la Escuela de Negocios UAI y gerente en IMTrust.

Lo más leído