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Lecciones de vivir en un país sísmico

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El terremoto del pasado 1 de abril en el norte de Chile nos recordó una vez más que vivimos en el país más sísmico del mundo y que es fundamental estar protegidos.

En la movida tierra en que nos tocó vivir, la industria aseguradora chilena ha cumplido un rol relevante e histórico, protegiendo el patrimonio nacional. En esta oportunidad y para tranquilidad de los asegurados en la zona norte, estamos plenamente coordinados con la autoridad y las compañías tienen activado su plan de contingencia para liquidar en el menor plazo que sea posible.

Así fue el 27F: nuestra industria pagó 
US$ 7.500 millones en pérdidas aseguradas y el 99% de los siniestros denunciados fue saldado ese mismo año, con indemnizaciones sobre 
US$ 1.200 millones. Nuestra eficiencia operacional en dicho evento, nos hizo merecedores del reconocimiento internacional de la Federación Interamericana de Empresas de Seguros.

El 2010 se indemnizó 88 veces más que en el terremoto de 1985, una señal que el mercado y las personas aprendieron la lección y profundizaron su cultura aseguradora. Estaban más protegidos, más asegurados, que en la catástrofe anterior.

Cabe destacar que además de la prevención, ante las catástrofes naturales los seguros representan un aporte social, en tanto mitigan las pérdidas económicas de las personas y les ayudan a recuperarse rápidamente. Una mejor solución que sólo depender de la caridad o las autoridades. Así se traspasa el riesgo desde quienes no pueden solventarlo, a las compañías de seguros que lo dispersan entre muchos potenciales afectados, dando cobertura a los que sufren pérdidas. Pero sabemos que no todas las lecciones se aprenden. Uno de los temas que discutiremos en la Conferencia Internacional de la Industria Aseguradora, CIIA 2014, el próximo 22 de abril son “Las Materias Pendientes en Infraestructura”. ¿Sabían que los bienes públicos no están asegurados? No tenemos una estimación clara de cuánto perdió el Estado en 2010 por daños en colegios, hospitales, caminos, obras de riego, puertos, entre otros. Se podrían estimar unos US$ 10 mil mllones de dólares. Ahora debemos cuantificar en el norte.

¿Cuánto ahorraríamos y evitaríamos en alzas de impuestos para financiar la reconstrucción, si tuviéramos esa protección que nos involucra a todos? Países como Estados Unidos, Nueva Zelandia, Filipinas, Turquía y México, aprendieron esta lección y tienen políticas de cobertura de seguros para todos o algunos de sus bienes públicos. Es sólo voluntad política.

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