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Ley de Cuotas: un problema de fondo

La Primera Dama Cecilia Morel declaró que la Ley de Cuotas no asegura la participación femenina en política y que, incluso, puede caer en “incentivos perversos”.

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La Primera Dama Cecilia Morel declaró que la Ley de Cuotas no asegura la participación femenina en política y que, incluso, puede caer en “incentivos perversos”.

Esto, a raíz de la discusión generada en torno a la necesidad de debatir este tema en el Parlamento y de cómo fomentar la participación de mujeres tanto en política como a nivel laboral en general.

Nadie dudaría a esta altura de la necesidad de legislar y de incentivar la presencia femenina a nivel de políticas públicas. De hecho, una encuesta realizada hace unas semana por Comunidad Mujer arrojó que el 73% de la población está de acuerdo con una ley de cuotas que establezca un mínimo de mujeres candidatas para las elecciones municipales y parlamentarias.

Sin embargo, debemos tener cuidado de caer en la tentación de solucionar la poca participación femenina en Chile a través de leyes impositivas, las que puede generar un clima de obligatoriedad poco favorable para que se avance para solucionar el fondo del problema.

Al menos, es importante distinguir el ámbito público del privado o empresarial. Esto, debido a que funcionan con códigos y sistemas distintos. Obligar a una empresa a contar con un determinado número de mujeres puede generar un sentimiento de deber cumplido por el hecho de tener el número de mujeres exigido por ley. 
Asunto solucionado, aparentemente. Sin embargo, persisten los problemas para que las mujeres desarrollen sus carreras y compatibilicen trabajo y familia. Para solucionarlos se debe legislar en otra dirección, con normativas orientadas a hacer más atractivas las empresas para el talento femenino y facilitar su inclusión con jornadas flexibles, entre otras medidas. En síntesis, legislar para que sean consideradas como lo que son: un aporte y no una obligación.

Es por ello que antes de poner cuotas, es importante hacer que tanto el sector público como el privado sean atractivos y faciliten el trabajo femenino. De otra forma, tendremos más mujeres, pero en las mismas condiciones que han hecho del sector público y privado una alternativa muy poco atractiva para la fuerza laboral femenina.

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