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Libre competencia e Inteligencia Artificial

Jorge Alé Chilet Académico Universidad de los Andes; Stigler Center, Universidad de Chicago

Por: Jorge Alé Chilet | Publicado: Lunes 22 de abril de 2024 a las 04:00 hrs.
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Jorge Alé Chilet

Frente a los avances computacionales recientes, muchos gobiernos se están planteando cómo regular la inteligencia artificial (IA). En Chile, la Cámara de Diputados discute un proyecto de ley que crea una Comisión de IA que apruebe, regule y supervise el uso de algoritmos de IA.

Aunque este proyecto tiene el fin loable de ajustar la regulación a las nuevas tecnologías, la versión actual peca de paternalista. Ello se manifiesta, por ejemplo, en obligar a todo programador a registrarse ante una Comisión de IA y certificarse ante ésta cada cinco años. Más aún, no deja de ser curioso que el proyecto incluya dentro de la IA toda “estrategia estadística”.

El desarrollo tecnológico actual es de una rapidez nunca antes vista en la historia. Una sobrerregulación de estas tecnologías puede entorpecer el desarrollo de una industria de software local y el cambio tecnológico.

“Una buena normativa tecnológica debiera ser multidimensional y promover la competitividad; éste es un aspecto que falta en la discusión actual sobre inteligencia artificial”.

Una Comisión de IA debería tener como primer objetivo ayudar a la adopción de la IA en Chile, además de velar por que los derechos ciudadanos, como la privacidad, se cumplan. Sin perjuicio de ello, la regulación puede tomar y adaptar herramientas de la normativa existente de libre competencia para lidiar con cambios producto de las nuevas tecnologías y que no aparecen en el proyecto de ley, relacionados con la competencia.

Una buena regulación competitiva se preocupa de la creación de empresas. Sin embargo, es sabido que la IA otorga cada vez mayores economías de escala y poder de mercado a las empresas que tienen gran cantidad de datos. Esto produce mayores barreras de entrada en mercados en que las plataformas usan datos históricos para recomendar productos a sus usuarios, tal como ocurre en el retail o en el fintech.

En casos de gran concentración de poder de mercado, el regulador podría exigir la creación de un banco datos anonimizados accesible. Esta política supondría un impulso para startups que necesitan de datos para ser competitivas la industria.

Además, se sabe cada vez más que la IA puede facilitar la colusión. Un caso de riesgo es que crecientemente las plataformas que ofrecen hoteles y propiedades usan algoritmos que determinan sus precios. Un actor dominante en este mercado podría sugerir un precio colusivo, tal como si los servicios de propiedades estuvieran conversando para coordinar el precio.

Este es un riesgo real, ya existen casos así en Estados Unidos. En efecto, las dos agencias antimonopolios de dicho país declararon que el uso de algoritmos para compartir información con competidores es ya una práctica colusiva.

Por supuesto que hay temas que la libre competencia no abarca, como la aplicación de derechos de autor en el material de entrenamiento de los algoritmos o la privacidad. Sin embargo, una buena normativa tecnológica debiera ser multidimensional y promover la competitividad, y éste es es un aspecto que falta en la discusión actual.

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