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Axel Christensen Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock

Por: Axel Christensen | Publicado: Martes 5 de julio de 2022 a las 04:00 hrs.
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Axel Christensen

El año 2022 llega a su mitad. Y no ha sido una primera mitad fácil para los mercados financieros, como lo reflejan el negativo desempeño de bonos y acciones globalmente, con caídas de 14% y 20% respectivamente, según los registros de los índices Bloomberg Global Aggregate y MSCI ACWI al 30 de junio. Estas cifras reflejan las preocupaciones por los altos niveles de inflación y las respuestas de aumento de tasas de interés por parte de los bancos centrales, así como también el impacto sobre el crecimiento económico de estas alzas.

A ello se suman eventos geopolíticos que aumentan la incertidumbre, como la guerra en Ucrania y el aumento del populismo político. Así, el primer tiempo del 2022 está cerrando como uno de los más difíciles en casi 50 años, con la sensación de que para los inversionistas no ha habido dónde encontrar refugio.

“El primer tiempo del 2022 está cerrando como uno de los más difíciles en casi 50 años, con la sensación de que para los inversionistas no ha habido dónde encontrar refugio”.

La situación anterior llama a ser especialmente cautelosos al momento de tomar decisiones de inversión. La falta de visibilidad acerca de los posibles escenarios macroeconómicos y políticos hace difícil identificar las necesarias convicciones para aventurarse demasiado, aunque no impide buscar oportunidades de manera selectiva. Es necesario seguir muy de cerca la evolución de cifras económicas y otras señales que permitan identificar un mejor momento para tomar posiciones de mayor riesgo o, por el contrario, mantenerse en una postura de prudencia.

¿A qué señales hay que prestarle atención para la segunda mitad del año? Como indicaciones de que la cosas puedan ir aclarándose, hay que empezar por lo macro. Una condición necesaria es un cambio en el discurso de los bancos centrales desde un foco exclusivo en combatir la inflación a uno que reconozca la importancia de reactivar el crecimiento, abriendo la posibilidad de llegar al fin del ciclo de alza de tasas e incluso insinuar futuros recortes. Lo anterior difícilmente ocurrirá sin que antes la inflación muestre algunas señales de ir aflojando. De lo contrario, el riesgo de que los bancos centrales tengan que seguir subiendo tasas hace difícil una sólida recuperación tanto de bonos como acciones.

Otra señal particularmente importante para la inversión en renta variable será la evolución de las estimaciones de crecimiento de utilidades. Las actualizaciones que las empresas entreguen sobre sus resultados del primer semestre, así como la guía sobre lo que esperan hacia adelante, son claves para entender si los precios de las acciones -aun después del ajuste visto hasta ahora- reflejan el escenario macroeconómico más complejo de presiones sobre márgenes o menores ventas o aún quedan correcciones que incorporar. La información que entreguen sectores especialmente sensibles a las tasas de interés como el inmobiliario o el financiero, serán claves en este ejercicio de distinguir señales.

Con todo, para una gran mayoría de inversionistas el horizonte relevante es mucho más allá de los próximos seis meses. La historia muestra que eventualmente los mercados siempre se recuperan luego de las crisis, aunque las caídas suelen ser más rápidas que las recuperaciones. Si bien es valioso estar atento a señales de cambios de tendencia como los mencionados, ellas debieran servirnos para hacer ajustes más bien menores y no incidir materialmente en cómo invertimos al considerar objetivos de largo plazo.

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