Mejorar la productividad, una tarea ineludible
Joaquín Villarino Presidente Ejecutivo Consejo Minero
Joaquín Villarino
Mejorar la productividad en el país se ha transformado en un imperativo. Entre los diversos indicadores que muestran nuestro rezago en la materia, un reciente informe de la OCDE nos sitúa en la penúltima posición en productividad laboral. Estimaciones de Cochilco para la productividad laboral en minería van en la misma dirección: entre 2003 y 2012 ha caído entre un 45% y un 50%, y si se ajusta por la menor ley del mineral, la caída todavía está en un muy significativo rango de entre 30% y 37%.
Otra manifestación de ésta se observa en los proyectos mineros, donde los costos de inversión por unidad de producción se han cuadruplicado desde el año 2003 al 2014. Para la industria minera este tema viene siendo una preocupación creciente en los últimos años, pero ahora, en un contexto en que los precios de los metales han caído de forma importante, la necesidad de revertir esta situación se torna urgente.
Nuestra preocupación por la productividad laboral se ha manifestado, entre otras cosas, en la creación hace tres años del Consejo de Competencias Mineras, con el fin de enfrentar los desafíos de capital humano de manera sectorial.
Esta preocupación, además, dio origen en 2014 a una Mesa de Trabajo de Productividad entre las empresas socias del Consejo Minero y de la Cámara Chilena de la Construcción. Si consideramos que cerca de un 60% de la inversión total de un proyecto minero se destina a la construcción, mejorar la productividad en esta etapa resulta fundamental.
Como producto de esa Mesa de Trabajo se encargó un estudio en terreno a la Corporación de Desarrollo Tecnológico, cuyos resultados revelaron que sólo el 49% de la jornada de trabajo resulta ser tiempo efectivamente de trabajo. Ese porcentaje se descompone en un 37% de las horas dedicadas a actividades que agregan valor y en un 12% destinado a actividades de soporte. El 51% restante de la jornada laboral es perdido, lo que no beneficia ni a las empresas mineras, ni a las empresas constructoras, ni a los trabajadores.
En función de esos resultados, entre el Consejo Minero y la Cámara Chilena de la Construcción acordamos definir y monitorear un sistema de medición de productividad, además de proponer mesas de trabajo específicas en cada proyecto minero, en donde estén representadas las empresas mandantes, las contratistas y las constructoras.
La estrategia de mejoramiento de productividad fue definida en cuatro etapas: coordinación integrada de proyectos; gestión de actividades previas al inicio del proyecto; planificación logística y operacional; y marco regulatorio normativo y gestión de recursos humanos.
La implementación de estas buenas prácticas constituye un cambio cultural que toma tiempo de maduración, pero que estamos seguros permitirá alcanzar los desafíos que nos hemos planteado: que al año 2020 hayamos sido capaces de aumentar a un 60% el tiempo efectivo de trabajo, lo que representaría un ahorro anual de más de US$ 300 millones.
Pero mejorar la productividad no depende solo del esfuerzo de las empresas. Es fundamental tener condiciones regulatorias adecuadas en el ámbito laboral, como aquellas sobre sistemas de turnos, exigencias en materia de trabajo en altura, polifuncionalidad y flexibilidad laboral.
Un sector minero más productivo es fundamental para la viabilidad de algunos proyectos actuales y, por cierto, de los que están en cartera. Con ello se podrán maximizar los aportes al país en materia de desarrollo de proveedores, innovación tecnológica, formación de capital humano, ingresos fiscales y beneficios para los trabajadores. Tanto las empresas como las autoridades deben contribuir a que este objetivo se haga realidad.
Lamentablemente, ni las conclusiones del estudio citado, ni las frías cifras emanadas de múltiples entidades, nacionales y extranjeras, ni la desaceleración innegable de la actividad más importante del país parecen hacer mella en algunas de nuestras autoridades que, inmutables, continúan con una agenda que a ratos pareciera indicar que Chile hubiera decidido vivir sin minería. Creemos que es un lujo que no nos podemos permitir.