En los días recientes, hemos sido testigos de cómo parte importante de las fuerzas opositoras al actual Gobierno se han ordenado detrás de la candidatura de José Antonio Kast. Se trata sin duda, de un hito importante con miras a ganar la presidencia. Pero el ordenamiento opositor no es puramente electoral, sino también, sustantivo: las oposiciones coinciden en sus diagnósticos críticos en materia de seguridad y migración, y puesto que ello coincide con las inquietudes ciudadanas, los mensajes se han concentrado en estos sentidos. La necesidad de enfatizar estas dimensiones del debate no debiera, sin embargo, anular la importancia de explicitar otro asunto que es aún más sustantivo para el bienestar de los chilenos. Chile vive una emergencia fiscal de la que es responsable la actual administración, y revertirla es indispensable para hacer posible los demás cambios sociales en el tiempo.
Esta emergencia fiscal se debe fundamentalmente a dos factores. Por una parte, es evidente que ha existido una subestimación crónica de los ingresos tributarios por parte del Ejecutivo. Por otra parte, y quizás sea esto lo más reprochable a la conducción económica del Gobierno de Gabriel Boric, es que ha existido una manifiesta falta de voluntad política para reducir el gasto fiscal. Tres años consecutivos de sistemático incumplimiento de las metas auto fijadas de balance estructural, que se repetirá en este ejercicio, muestran que el Gobierno es simplemente incapaz de controlar su compulsión por expandir el Estado. Desgraciadamente, lo que hasta ahora con Mario Marcel parecía ser expresión de una compulsión estatista expansiva, ha mutado con Nicolás Grau hacia una grave irresponsabilidad institucional. El proyecto de ley de presupuesto presentado por el Ministro terminó con la mayoría de sus glosas rechazadas al llegar al Senado porque las metas de déficit estructural que propone son inéditamente inciertas y poco realistas.
“El proyecto de la oposición busca presentar a la ciudadanía un compromiso claro y fundante: reconducir las cuentas fiscales hacia un equilibrio fiscal hacia el 2030”.
Hoy, el proyecto de la oposición busca presentar a la ciudadanía un compromiso claro y fundante: reconducir las cuentas fiscales hacia un equilibrio fiscal hacia el 2030. Con un Banco Central proyectando un crecimiento tendencial de solo 1,8% para la próxima década, la meta es ambiciosa. También debe considerarse que esta propuesta se suma a la reducción gradual de la carga tributaria sugerida para las empresas desde un 27% actual a un 20%. Todo ello exigirá a las oposiciones concentrar conocimiento, experiencia y unidad de propósito para administrar un gasto público que crezca menos que la propia economía; la que a su vez necesitaría alcanzar el 4% para finales del próximo Gobierno.
Para avanzar en esta tarea país, los tiempos involucrados y otros matices pueden variar. Pero el solo hecho de coincidir en principios y objetivos de esta envergadura, dan cuenta de que por primera vez en mucho tiempo, hay un consenso profundo en parte importante del país: sin responsabilidad fiscal no hay desarrollo posible; sin crecimiento no hay justicia social sostenible; sin reglas claras, Chile seguirá atrapado en su estancamiento. Este es el verdadero acuerdo que ha emergido silencioso hasta ahora, y que ya es tiempo de empezar a explicitar.
Instagram
Facebook
LinkedIn
YouTube
TikTok