Por qué las autoridades europeas han perdido de vista el panorama
Los numerosos fracasos en la respuesta a la crisis de la eurozona tienen una causa común: la eurozona es una gran economía cerrada. Cada una de sus 17 economías es pequeña y abierta. Y los líderes que administran la eurozona tienen la mentalidad de una pequeña economía abierta, igual que la mayoría de sus economistas.
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Los numerosos fracasos en la respuesta a la crisis de la eurozona tienen una causa común: la eurozona es una gran economía cerrada. Cada una de sus 17 economías es pequeña y abierta. Y los líderes que administran la eurozona tienen la mentalidad de una pequeña economía abierta, igual que la mayoría de sus economistas.
Ahora mismo, la incapacidad para ajustarse a las necesidades de una gran economía cerrada es la principal fuerza detrás de la crisis. El pensamiento de una economía pequeña y abierta nos ha llevado a paquetes de austeridad fiscal descoordinados, de efectos profundamente negativos en el crecimiento. Las previsiones para el crecimiento y los déficit de presupuesto han sido demasiado optimistas porque los gobiernos no han tomado en cuenta su pleno impacto. No sólo Grecia e Irlanda están fracasando en sus objetivos, también lo harán España e Italia. Espero una recesión total en Italia en 2012 y un incremento general del déficit. Por eso el efecto neto de la austeridad será un aumento de la deuda.
¿Cómo pudo suceder esto? Cuando los estados miembros prepararon programas de austeridad, asumieron que el mundo a su alrededor seguiría sin cambios. Esta mentalidad no se limita a los estados miembros, también la asumió la Comisión Europea. Cuando la única institución capaz de corregir la mentalidad perdió el rumbo, terminó amplificándola. Ignoraron el impacto acumulativo de los ajustes en la eurozona en sí misma y el resto del mundo. La eurozona se ha convertido en una gran economía cerrada. Las políticas macroeconómicas importan.
Y también las políticas microeconómicas. Si la UE eleva el porcentaje de solvencia al 9% a todos los bancos europeos, como se debate actualmente, creará un grave shock macroeconómico cuando la economía va directo a la desaceleración o recesión. No estoy seguro de que hayan sacado las cuentas en este asunto.
Una importante autoridad de la eurozona, disgustada por mis críticas, planteó que estos programas son obra de los expertos más calificados en los países miembros, la Comisión, el Banco Central Europeo y el FMI. ¿Acaso pensaba que eran idiotas? Yo no usaría esa palabra, sólo diría que o están mal informados o no dicen la verdad. No puedo entender cómo alguien con una sólida formación en macroeconomía, y un mínimo sentido de honestidad y decencia, pueda venir con el cuento de hadas de una contracción fiscal expansiva o decir que los ajustes coordinados no afectarán el crecimiento en el corto plazo.
Los economistas del FMI Jaime Guajardo, Daniel Leigh y Andrea Pescatori, basados en datos de la OCDE, señalaron hace poco que una consolidación fiscal del 1% del PIB redujo el consumo privado en 0,75% en dos años y una caída real del PIB de 0,62%. Puede haber razones por las cuales un país quiera imponer austeridad, pero no se engañen pensando que no tendrá un impacto macroeconómico.
¿Y el BCE? Para ser justos, ha sido la única institución de la UE en ver la eurozona como una sola economía. También sería injusto culpar al BCE por sus límites legales, que reducen sus márgenes de maniobra mucho más de lo que reconocen los comentaristas. Pero ha cometido dos errores en los últimos tres años, en 2008 y nuevamente este año, cuando subió prematuramente las tasas de interés, por su ambiciosa meta mantener la inflación bajo el 2%. Una de las primera tareas de Mario Draghi como nuevo jefe del BCE será recortar fuertemente las tasas. Otra más sutil para el BCE será poner más atención al impacto de sus medidas en el resto del mundo.
El dilema de la eurozona puede resumirse así: mientras la suma de 17 pequeñas economías abiertas es una gran economía cerrada, la suma de las autoridades de 17 pequeñas economías abiertas es un grupo de autoridades de 17 pequeñas economías abiertas, que se refuerzan mutuamente. Temo que la cumbre del domingo no nos acercará a la solución de la crisis.