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¿Quién mató a Daniel Zamudio?

Chile entero se ha remecido con la muerte de Daniel Zamudio...

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Chile entero se ha remecido con la muerte de Daniel Zamudio. La manifiesta injusticia y violencia de su muerte han despertado una indignación profunda en todos quienes conocimos del caso. Y esa indignación ha caído sobre quienes serían culpables de la brutal agresión: un grupo de neonazis. Hasta ahí todo parece obvio.



Sin embargo, cuando vivimos en sociedad las cosas no son tan simples. La responsabilidad tiene una dimensión común; cuando suceden hechos de esta gravedad el problema no es exclusivo de quienes están directamente involucrados. No basta una sentencia judicial que declare culpables, con eso sólo está hecha la parte que le corresponde al juez. Hace falta reflexionar y tomar las medidas necesarias para que la sociedad asuma la responsabilidad que le corresponde en un acto tan condenable, y eso es un trabajo de naturaleza política.

Sobre la responsabilidad social en la muerte de Daniel Zamudio se podría hablar mucho. Basta revisar rápidamente la biografía de uno de los supuestos agresores para darse cuenta de miles de problemas sociales (hogares de menores, falta de oportunidades de educación y empleo, drogadicción y delincuencia por mencionar algunos) De todos esos, hay uno especialmente grave: la justificación de la violencia, especialmente contra inocentes.

Puede “pasar piola”, pero cada día es más común oír justificaciones de la violencia. Cada día es más usual que asambleas o instituciones digan: “esto pensamos, tenemos razón y estamos dispuestos a usar nuestra fuerza contra otros”. Es como si de un día para otro nos hubiésemos olvidado de que no basta con “tener la razón”, también hay que actuar “razonablemente”: necesitamos recuperar la importancia del diálogo, de la actividad política, de la paz social como un bien. Tanto el Estado como las personas pueden recurrir a la fuerza, pero sólo cuando existen circunstancias que la hace justa y nunca contra un inocente.

Son cosas distintas, pero algo hay en común entre los supuestos responsables de la muerte de Daniel Zamudio, los grupos que, por exigir reformas, están dispuestos a dejar sin clases a sus compañeros que quieren estudiar, o los senadores que promueven el aborto, acto de violencia contra el más indefenso de todos: el niño que está por nacer.

No pretendo equiparar estas conductas, sólo mostrar que en los tres casos hay algo en común: el uso de la violencia contra terceros inocentes. Por permanecer pasivos frente a eso somos socialmente responsables de la muerte de Daniel Zamudio.

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