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Columnistas

¿Ser o cumplir en sostenibilidad? Ese es el dilema

ESTEBAN KOBERG Escuela de Negocios UAI MAGDALENA ANINAT Escuela de Negocios UAI

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 16 de septiembre de 2025 a las 04:00 hrs.

¿Ser o no ser? El dilema existencial de Hamlet puede aplicarse al mundo empresarial en América Latina desafiado por múltiples riesgos: los efectos del cambio climático, los desafíos de seguridad y ciberseguridad, el magro crecimiento económico, entre otros. ¿Cómo navegar estos tiempos de incertidumbre? El corto plazo exige eficiencia, mientras el largo plazo demanda integrar en la estrategia los cambios emergentes, mejorar estándares socioambientales, o aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías.

El camino de ser sostenible, esto es, compañías con buen desempeño presente y preparadas para navegar bien el futuro, requiere ajustes y transformaciones en sus modelos operativos y estrategia de negocios. En este ámbito, la regulación desempeña un papel clave para nivelar estándares de transparencia y reducir asimetrías de información y prácticas de greenwashing o greenhushing. 

“Mientras el enfoque normativo tiende a percibir la sostenibilidad como un costo a minimizar, el enfoque estratégico la concibe como una fuente de valor”.

Chile, por ejemplo, ha seguido los pasos de la Unión Europea con un marco regulatorio de qué significa la sostenibilidad empresarial, a través de iniciativas como la Norma N° 461 de la Comisión para el Mercado Financiero, la Taxonomía de Actividades Medioambientalmente Sostenibles impulsada por el Ministerio de Hacienda, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y la Ley Marco de Cambio Climático, que buscan no solo corregir prácticas nocivas para el medioambiente, sino también mejorar la información disponible en el mercado y orientar una mejor asignación del capital.

Con este marco regulatorio, el dilema para las empresas es ¿ser o cumplir? 

Un reciente estudio realizado por el Centro Futuros Empresariales de la Escuela de Negocios UAI con empresas socias de AmCham reveló que el 44% de las compañías estudiadas en América Latina adopta un enfoque centrado en el cumplimiento de normativas vigentes (Koberg, Aninat & Abarca, 2025). 

Estas empresas enfocan sus iniciativas socioambientales en lo exigido por la legislación, sin mayor institucionalización interna y con escasa apertura hacia su entorno. 

En contraste, el estudio muestra que cuando las empresas adoptan un enfoque estratégico (31% de la muestra), integrando la sostenibilidad dentro de su modelo de negocio, permeando la cultura organizacional, la gobernanza y las operaciones, obtienen mejores resultados en dos dimensiones: financiero y socioambiental. Es decir, navegan el presente y se preparan para el futuro.

Esta diferencia de enfoques no es trivial. Mientras el enfoque normativo tiende a percibir la sostenibilidad como un costo a minimizar, el enfoque estratégico la concibe como una fuente de valor: una vía para innovar, fidelizar clientes, reducir costos operativos y atraer inversión de largo plazo. 

No se trata simplemente de mitigar riesgos y cumplir con la norma, sino de anticiparse a tendencias regulatorias, sociales y de mercado para capturar nuevas oportunidades.

Es decir, la regulación nivela, pero su impacto final radica en cómo las empresas internalicen sus principios en su estrategia y modelo de negocio. 

Cumplir con los requisitos mínimos es necesario, pero no suficiente para garantizar una proyección de largo plazo que genere valor. 

En tiempos de incertidumbre continua, las empresas de América Latina requieren no solo cumplir, sino ser.

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