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Tensiones en el Chile de hoy y la parábola del Sadhu*

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El clima confrontacional que vivimos es complejo, que duda cabe. Es un lugar común señalar que enfrentamos una crisis abonada por altos grados de suspicacia e incredulidad en nuestras instituciones como gobierno, Parlamento, Poder Judicial, oposición, partidos políticos y otras tantas responsables de llevar las riendas del Chile de los próximos años.

Ha hecho crisis un modelo exitoso en los últimos 20 años, uno de gestión por resultados. Desde 1990, e incluso antes, se ha valorado la capacidad de las instituciones de hacer cosas, de generar riqueza y progreso, basado en un sistema de libre iniciativa con un rol subsidiario del Estado. Sin embargo, hemos llegado a un punto de inflexión en que, además de gestión por resultados, es necesario un replanteamiento y consensuar objetivos de mediano y largo plazo.

La parábola del Sadhu grafica este momento. En 1982, Bowen McCoy estuvo varios meses escalando en Nepal. Al cruzar un tramo difícil del trayecto -en el momento en que él y otros escaladores se aprontaban a alcanzar la cima- se encontraron con el cuerpo de un hombre indio sagrado, un Sadhu. Con pocas vestimentas y congelado por el frío, estaba prácticamente muerto. Lo envolvieron en vestimentas y le dieron comida. Sin embargo, cuando llegó la hora de llevarlo a un lugar seguro, los alpinistas optaron por continuar hacia la cima. Era una oportunidad única, que no desaprovecharían. Sólo unos pocos prefirieron descender con el Sadhu unos kilómetros. No obstante, conformándose con entregarle comida suficiente, lo dejaron para que caminara hacia su aldea a dos días de distancia. Aunque algunos escaladores habrían preferido llevar al Sadhu hasta un lugar en el que se encontrara a salvo, entre todos no fueron capaces de llegar a un consenso y se conformaron con pequeñas acciones individuales sin tomar real responsabilidad por su vida. En su conjunto, optaron por seguir escalando hasta obtener el triunfo de llegar a la cima.

Esta parábola devela el dilema de nuestro sistema social en que distintos grupos, con influencia decisiva en la marcha del país, no se ponen de acuerdo en asumir una responsabilidad común en un momento de graves tensiones. Ningún grupo en Chile puede arrogarse la completa responsabilidad y ostentar tener la certeza de que lo que hace es lo correcto, descalificando al resto. Urge entonces un diálogo que, incorporando a los distintos actores, se aboque a diseñar y concretar soluciones a los problemas que enfrenta el país: la tensión entre generar riqueza y distribuirla; el modelo político de representación parlamentaria; la efectividad de nuestro sistema judicial punitivo; la igualdad de oportunidades en educación; las mejoras en salud para los más necesitados, entre otras. En la parábola del Sadhu, los escaladores no consensuaron adecuadamente sus responsabilidades, con la consiguiente muerte del Sadhu. En Chile, si los distintos actores no asumen sus responsabilidades individuales para negociar una solución común a los problemas concretos que nos aquejan, ponemos en riesgo los signos vitales de nuestro sistema social con impredecibles consecuencias.

(*) Adaptado de: “The Parable of the Sadhu”. Harvard “usiness Review, junio, 1997

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