¿Trae el nuevo ciclo político un repunte inmobiliario?
IGNACIO VALENZUELA Abogado B2SG Legal
Tras un período marcado por la desaceleración, la incertidumbre regulatoria y la paralización de proyectos, el mercado inmobiliario vuelve a ocupar un lugar central en la discusión pública. El programa del Presidente electo, José Antonio Kast, entrega señales que permiten plantearnos si estamos frente a un punto de inflexión para la reactivación inmobiliaria
Uno de los ejes relevantes del programa es el reconocimiento de la permisología como un problema estructural. La propuesta de agilizar permisos y recepciones, junto con revisar modificaciones normativas recientes apunta a una de las principales barreras que enfrenta el desarrollo inmobiliario. Si esta agenda se implementa con decisión y coordinación institucional, el impacto podría ser significativo: reducción de plazos, mayor certeza jurídica y una mejora sustantiva en la evaluación de riesgos de nuevos proyectos. Para un sector intensivo en capital, estas señales son clave.
“Bien ejecutado, el programa podría contribuir a recuperar confianza, reactivar inversión y destrabar proyectos hoy detenidos”.
La intención de potenciar desarrollos habitacionales en zonas de alta conectividad, cercanas a metro, tren y transporte público, también es positiva. Se trata de una señal de alineamiento entre planificación urbana, infraestructura y desarrollo inmobiliario. Esto abre espacio para reactivar suelo bien ubicado, avanzar en densificación eficiente y repensar proyectos que hoy no logran despegar bajo el marco normativo actual.
En el plano tributario, la eliminación progresiva de las contribuciones a la primera vivienda y la revisión de los criterios del impuesto territorial constituyen un cambio relevante en la forma en que se concibe la vivienda como activo. Aunque el beneficio se acota a la vivienda principal, su efecto puede ir más allá: mejorar el incentivo a la compra, reforzar la percepción de estabilidad patrimonial y contribuir a dinamizar la demanda. Para inversionistas y fondos de renta, el desafío será anticipar cómo estos ajustes inciden en precios, rotación de activos y decisiones de largo plazo.
El énfasis del programa en la ampliación de subsidios, fortalecer a la clase media y permitir la autoconstrucción a través del subsidio “Mi Terreno” apunta a reactivar una demanda que ha permanecido contenida. Si bien estas medidas tienen un fuerte componente social, su efecto sobre el mercado no es neutro, pues más propietarios potenciales implica una mayor actividad en toda la cadena inmobiliaria.
El programa no promete soluciones inmediatas, pero sí propone un marco que, bien ejecutado, podría contribuir a recuperar confianza, reactivar inversión y destrabar proyectos hoy detenidos. Para el sector inmobiliario, el escenario que se abre exige una mirada estratégica: no solo seguir el debate legislativo, sino anticipar cómo un cambio en reglas, incentivos y tiempos puede volver a poner al mercado en movimiento.
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