Columnistas

Víctimas de la “selección política”

Guillermo Ramírez Sneberger, Managing Partner at Oxbridge Capital Partners y Cambridge Director

Por: Guillermo Ramírez Sneberger | Publicado: Miércoles 20 de octubre de 2021 a las 13:09 hrs.
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Guillermo Ramírez Sneberger

Darwin señaló hace ya mucho tiempo que no es el más fuerte ni el más inteligente de la especie el que sobrevive, sino aquel que es más adaptable al cambio. Cambio por cierto paulatino, propio de la evolución, no del tipo refundacional como aquel que estamos normalizando.

Según cifras del Banco Central, entre enero y junio de 2021 la inversión extranjera directa (IED) en Chile generó un flujo neto acumulado de US$ 7.681 millones, es decir, un 16% superior al promedio de la serie 2003-2021 (InvestChile), cifras que vienen a confirmar la evolución del "tigre latinoamericano" en las últimas décadas. Sin embargo, según el último ranking de Competitividad Mundial 2021 (IMD), Chile se posicionó en el puesto 44, de un total de 64 países, seis puestos más abajo que en 2020, evidenciando quizás atisbos tempranos de un agónico liderazgo regional.

Ante el miope debate previsional actual, especialmente respecto a la aprobación del retiro de rentas vitalicias -invertidas en instrumentos de largo plazo por las aseguradoras, como en el mercado inmobiliario-, sólo se verá limitado el acceso de la clase media al anhelado sueño de la casa propia, al afectar directamente los préstamos hipotecarios hasta ahora abundantes, de largo plazo y a tasas atractivas, producto de la competencia y estabilidad. Por su parte, el exceso de liquidez generado por los retiros previos e IFE, permiten constatar una variación del 1,2% del IPC de septiembre (mayor nivel desde 2008), lo que ha sobrecalentado la alicaída economía nacional, presentando una inflación del 5,3% en doce meses. Atisbos locales.

Sin profundizar en el evidente impacto del cambio constitucional en desarrollo, donde el 49% de la población señala tener "poca o nada de confianza" en el proceso liderado por la Convención (CADEM, octubre) -que solo viene a profundizar la indiscutible incertidumbre reinante-, cabe preguntarse entonces si seguirán apostando por Chile los inversionistas tanto nacionales como extranjeros, al observar que el Estado les cambia las reglas del juego a su antojo y los políticos intentan acelerar su extinción. Junto al pernicioso escenario de incertidumbre no podemos soslayar el impacto de la deuda pública, que ya alcanza 35% del PIB, además de los cambios tributarios inminentemente y asfixiantes propuestos por algunos candidatos presidenciales, que sólo convierten al otrora tigre en una víctima más bien de la "selección política" y no de la natural, como otros de su especie en la región.

¿Cómo evolucionará una economía pequeña carente de la necesaria inversión que promueva algún grado de crecimiento económico y de desarrollo? Y, que de paso, permita seguir generando empleos y remuneraciones dignas, con un sector privado además, desatendido y desincentivado, carente de los más obvios y básicos estímulos, teniendo en consideración que, este es el sector que por antonomasia, tiene particular capacidad o habilidad para adaptarse a los cambios de manera rápida y eficiente, a diferencia del sector público.

Al igual que en la evolución de las especies, la calidad de vida y satisfacción de los integrantes de una nación, responden a la adecuada capacidad de adaptación de sus autoridades, principalmente ante situaciones de crisis como en la que estamos inmersos.

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