Calidad política y técnica de las reformas

El ex editor de Foreign Policy, el economista venezolano Moisés Naim, se declaró sorprendido ayer en estas páginas, ingratamente por supuesto, porque el proceso de cambios que se ha promovido en Chile en los últimos meses "ha sido muy torpemente ejecutado y planeado".

Expresamente, el también columnista y autor de libros de alto interés como Ilícito y El fin del poder, aludió a que en el último tiempo la reputación de país competente en la forma de hacer políticas públicas se ha visto menoscabada, siendo tal vez el caso más emblemático el de la reforma tributaria, respecto de la cual virtualmente no hay dos opiniones sobre la desprolijidad con que se diseñó y aprobó.

Si bien el experto puso especial énfasis sobre el daño que ha sufrido la reputación de nuestros técnicos, habría que añadir que en este proceso también se ha visto afectada la capacidad de dialogar y buscar acuerdos, más allá de que, como sostiente Naim, es normal que la tramitación de reformas de este calibre se den episodios de crispación y controversia.

En efecto, es cierto que no debe sorprender que en asuntos de esta envergadura las distintas visiones en el mapa político se confronten, pero lo que ha ocurrido en el país ha ido algo más allá de eso. Se ha tratado de una dinámica en donde se ha pretendido realizar cambios institucionales, muchos de ellos con serios problemas de diseño y secuelas económicas, más allá del diálogo, el cual por momentos ha aparecido como una mera formalidad que no produce resultados. Y, es más, en donde las enmiendas a las reformas sólo entran en el radar una vez que éstas han causado estragos en la economía y las expectativas.